EL ENAMORADO DE LIMOSA
José Luis Parra Jurado, ceramista poético, poeta del barro y de la luz, rambleño meditador en la serenidad del tiempo compactado, cordobés de al-Andaluz que corretea en silencio los pasillos abiertos de Medina Azahara y escribe por todo lo que siente, escribe endechas puras de singular barroquismo sometido al tamiz presente de la sinestesia. Tiempo, forma y color y cadencia es su escritura que se adentra en los paisajes del hombre, de la ternura existencial y de la mítica luz de Andalucía.

Uno, no interesado en hacer crítica literaria de los libros que por aquí vienen apareciendo, vuelve a comportarse, hasta con los amigos, de la manera más creíble para mí: que el lector lea, y que disfrute o juzgue.
Desde el norte, a media mañana, La Rambla desenreda esa luz, deslumbre propio, que por creta o pastel esfumina las pupilas del viajero.
A modo de chal ensabana una suave ladera bordada con dos torres sobre campos de trigo y crespos olivares.
La Rambla es conceptuosa, hidalga, alegre y recatada, espigada y ruda. Ensimismada permanece bajo el palio polvoriento de esplendores medievales y del seiscientos. Candeales torres tonsura. Sayal, albo celemín, dorada túnica. Tierra de paso y promisión. Posada, leva y reja en la ruta del reino nazarí.
Aguilar, Santaella, Olivar… calles trazadas casa a casa sobre familiares huertos por adustos pobladores castellano-leoneses, que talaban y cimentaban la regia ladera, en recto vía crucis hacia el Calvario. Como estaciones penitenciales, iglesias y ermitas jalonaron el largo crepitar por lentos decenios y centurias.
El agua vertida por jarras blancas de fresca arcilla. Sobre cuencos melados y verdes apilan oscuras escudillas de almazara. Alfareros de tez blanca y alta estatura iluminan la piel húmeda de alcarraza con ancestrales fulgores.
Rebates de piedra blanca alargan vistosos zaguanes de sombra, azulejos y forja.
(…)
Lienzos de purísima cal cierran las pupilas del paseante. Presagian un rumor de fuentes y geometría alzada.
(…)
La pereza acomoda hábitos y postal. Pasea por las calles-olvido donde comienza una espesa claridad (…) Trasunto de la memoria revelada por el puente apuntalado de cal y forja que nombra el recuerdo: Calle de Fernán Gómez.
(…)
José Luis Parra Jurado. Campiña de luz. Abril de 2011
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