Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

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sábado, 25 de agosto de 2018

Despedida y encuentro





Digo adiós a la vida
y adiós a los zapatos que me ayudaron tanto.
Digo adiós al sombrero,
a todos los sombreros que me dieron
protección, sombra sobre mis ojos,
y al olmo de Machado digo adiós.
He venido a sentir
la vida en estas manos, la he sentido
también sobre tu piel, con estas manos
que a veces hasta ti llegara yo,
no sé si he llegado hasta ti, mujer
que me fue dada, dada: corazón incluido
para que yo tuviera
corazón con que amar con estas manos.
Ya sé que si dijera adiós,
si dejara de ser como un zapato,
llevaría tu vida con la mía
puesta como un sombrero, como parte
de mi pensar en ti.


martes, 4 de febrero de 2014

Soneto, de Valerio Gálvez López



Este que sigue es un soneto ambivalente, amigo Prudencio. Nació en mí y, apenas vista la luz de su existencia, fuiste tú el primero en tenerlo entre las manos, en escucharlo ─como siempre, apasionado─, en aceptarlo y sentirlo como tuyo. Salvo en el terceto final, del que me permití la licencia de hacerle una segunda versión, que para ti era más personalizada.
Sea como fuere, con profunda admiración a tu pluma te lo dedico. Un abrazo.
Valerio

¿He de pedir perdón en cada día
y arrancarme esta losa de mi pecho,
he de llorar el daño que haya hecho
como sucio ladrón de una empatía?

He perdido la estima que tenía
y el respeto ganado por derecho,
cambiado torpemente por despecho
a causa de mi loca fantasía.

Si pudiera borrar de mi existencia
las horas que en silencio ya he sufrido
aún no habría cumplido penitencia.
  
1) Y si vuelvo a ganar cuanto he perdido,
feliz daría premio a mi conciencia
que ama tu amistad y odia tu olvido.

2) Y es que debo ganar lo que he perdido,
ver de nuevo la luz de la inocencia,
y dar lustre y honor a mi apellido.
 Febrero de 2014

martes, 24 de diciembre de 2013

LAS ABARCAS DESIERTAS, Villancico de Miguel Hernández


Tal vez parezca broma, o coincidencia, o rabo de lagartija, pero no, es la voz de un poeta que trasciende de su tiempo hasta el tiempo nuestro en que tantas personas y tantos niños, por decreto del gobierno real y popular y sus manejos tantos, se quedarán sin la esperanza de recibir un regalo y con la única ilusión de compartir el fuego de los cartones que tiran los supermercados.


Villancico
LAS ABARCAS DESIERTAS

Miguel Hernández




Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas. 

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana,
para ver el calzado
de mi pobre ventana.


Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.

viernes, 25 de octubre de 2013

Funeral



Los hombres de Montalbán
con el cuellecito limpio
todos al entierro van

Y las mujeres también,
compungida la sonrisa
dicen: Lo siento. Y amén

Pero el difunto soy yo,
serio y sin saber ni cómo
responder de corazón


domingo, 20 de octubre de 2013

EL ÚLTIMO SOLDADO, IN MEMORIAM



PIEDRA, SIMIENTE Y PUEBLO
En honor de Alfonso Cañete Jiménez
ex deportado nº 3.872 del campo de exterminio de Mauthausen




España quedó atrás, perdida, y roto
el ser de su república temprana.
En otro anochecer, sin paz, remoto,
estuvo Alfonso fiel cada mañana.

España quedó atrás, la guerra sigue
ciñendo en toda Europa muerte y pena,
guerra que avasallando le persigue
la derrota y el ansia y la condena.

Allá de las fronteras, con valor
siguió la suerte Alfonso del latido
que la guerra propaga hasta el horror.

En campos de exterminio, resistente,
luchó contra sus huesos. De haber sido
piedra y pueblo, ahora es pueblo y simiente.



Detalle del monolito recién inaugurado en memoria de los montalbeños víctimas del exterminio nazi
(Foto de Alfonso Alonso)

Todo el mundo sabe lo que hicieron los nazis. Lo que no puede olvidarse es que la responsabilidad de lo ocurrido con los republicanos españoles en Mauthausen fue del Gobierno del Franco. Alfonso Cañete (Entrevista en el diario Córdoba del 3 de febrero de 2002)

lunes, 26 de agosto de 2013

Pincel



Todo es verde y azul, mediterráneo,
violeta en las mañanas tiritando,
ocres reverberando en los barbechos
y rojos horizontes al ocaso

Gris perla el olivar ingente,
naranja en las mejillas de un abrazo,
carmín la sensación de calles
que llevan hasta el campo el blanco

La luz combate al frío
con la congregación de los colores
tierra adentro, del mar Mediterráneo

Para cuando Anita Aneiros visite Talbania 

sábado, 9 de febrero de 2013

De cuando la poesía era un asunto (y 7)



Ocurre que en mis huevos siento miendo:
de la mueca que la felicidad
se tizna en la mejilla. De verdad
que quisiera morirme, mas no puedo,

porque porto latiendo en cada dedo
una gota de sangre y dignidad.
Pero a golpes se fuerza la orfandad
de mi sangre rodada en este ruedo.

Ocurre que he perdido la mi estrella:
peregrino brillar que oprime y pace
mis huevos y mi sangre y mi papel.

Dame vino, Jarifa. Otra botella
de esperanza si quiera. Si te place
me pones el Bolero de Ravel.


De Cuerpo de soledad. Cuadernos de Ulía, 1990. 

miércoles, 28 de noviembre de 2012

De cuando la poesía era un asunto (6)



Ser extranjero siempre ha sido duro
hueso que lamen mis entrañas,
que he roído a desgana y a conciencia.

Ser extranjero aquí, en la estructura expresa de almos olivares,
donde aprendí temprano de los hombres
que soy uno de ellos ─pero era un extranjero
abriendo qué ventana entre los árboles,
qué luz quería abrir, para qué lluvia.
Sien embargo esperando que la tierra...

Mas ser un extranjero también para tus ojos,
y serlo aún más, más hondo,
para tu corazón...


De Contrapuntos al sueño de la vida, Málaga 1994

miércoles, 21 de noviembre de 2012

De cuando la poesía era un asunto (5)

Acto primero I. Versión II

Antes de penetrar el aire tuyo
con mi voz arrogante, raza impura,
antes de ennegrecer ni con blancura
tu esplendor de mujer en puro orgullo,

antes que un dedo mío, con su arrullo,
tiente sobre tus ojos ser altura,
o en tus labios latir de calentura,
mi ser ante tu ser será murmullo.

Un zureo que el ansia sueña en senos,
un silencio mi lengua cuidadora
de bocados ternísimos y amenos.

Y abajo volará mi mente loca
queriendo si besar, aduladora,
los labios tremolantes de tu boca.


No está el país para rositas, ya sabemos, ni uno mismo puede estar en ese ánimo cultivador, pero es verdad que pese a las maneras indecentes del gobierno y los bancos y la troica canalla, por encima del muro de la muerte uno recuerda y siente que parejo al pensamiento revolucionario latía el erotismo de la vida. Y así debe de ser en toda confrontación

martes, 16 de octubre de 2012

De cuando la poesía era un asunto (4)




Los padres ya murieron.
Ubres los campos, en las calles
también la plenitud,
el ciclo de la vida si lograda.
Los hijos,
son dueños de sus vidas
y con ellos
mi vida llega al vértice
de esperas y señales.
El invierno también es un camino.

Si por algo estupendo
─ajeno al circular de sangre
y amor
y responsabilidad
sigo esta torpe senda
velada de armonías
y duelos
y secretos,
es por ver hasta dónde
alcanza
o crece
el árbol que planté cuando fui joven.


Agenda de un anciano recién llegado (Inédito)

jueves, 13 de septiembre de 2012

De cuando la poesía era un asunto (3)





Mi país, la mejor de las patrias que aborrecerse puedan,
es la hermosura misma traicionada.
La traición es un dogma, ejercerlo es carisma,
y todos los poetas, buscando la belleza en las raíces,
traicionan de su patria la matriz del perfume.

El cielo está la mar de azul azul, pero es sombra la tarde.

Mi patria, su espesa geografía,  tiene forma de lumbre con cerrojos;
su nombre es como un pan que ya oxidado
me cuesta pronunciar,
pues su feminidad esplende adulterada.


De Contrapuntos al sueño de la vida, Málaga, 1994


jueves, 16 de agosto de 2012

De cuando la poesía era un asunto (2)





(1979)


            Pasa otra vez la lengua del tiempo dando gritos por el Mesto ofendido de Las Rosas, muerde la reciedad de su ramaje y acuchilla su tronco vesperal para hender en su herida el musgo terco. Pasa otra vez el tiempo ensalivando con silbidos de rayos, con soles más oblicuos, y marchita en sus hojas los colores, y reseca en sus nervios la armonía de lluvias y vestigios. Y pasa el tiempo, y pasa, y él resiste con lenta lejanía sobre la beatitud de los cerritos, sospechoso de tanta resistencia, resistente de tanta soledad.

         Pero pasan los hombres a caballo del tiempo, y a punta de codicia y necedad, le acuchillan la herida con el fuego del odio y los olvidos.


De El Mesto de las Rosas

miércoles, 1 de agosto de 2012

De cuando la poesía era un asunto (1)



Cuerpo de soledad*


I


Entraña despeñada en sus hazañas.
Verde y naranja y más cálido: lo rojo.
Casi nunca o más lejos. El abrojo
pánico, agraz, hiriente en las entrañas.

Ha nevado absoluto en las montañas.
Mayo vuelve y se va y me deja cojo.
Me anonada el calor, y al fin despojo
con céfiros otoños las castañas.

Donde siembro y espero allí recojo
miedos, miserias, sangre, vientos, cañas…
el perfume vibrando de un vivir.

Luengo luto crecido de un rastrojo.
Fechas que nuestras siempre son extrañas.
La amenaza de un óvulo al morir.


*Plaquette de siete sonetos publicada en Los Cuadernos de Ulía, 1990

martes, 24 de abril de 2012

Extranjeros




Mirarnos dulcemente en el pasado
y alegrarnos de ser en la distancia.
Saber que llueve a gritos
por los andurriales del amor,
pero sabe que somos
caricias todavía que se buscan.
Y darnos de vivir, que ya es bastante,
sin duelos ni sospechas.


Poema (1994) de El Mesto de las Rosas

lunes, 2 de abril de 2012

Prólogo en abril a un sonetario antiguo (Del oficio de vivir)




La escolástica forma del soneto,
ceñida en el cristal de sus corpiños,
impone al verso audaz nuevos aliños
y un alma seductora al verso prieto.

El espíritu vivo del soneto
requiere sinestesias y otros guiños,
exige el sol y el mar, como los niños
cuya alma es un clamor de río inquieto.

No es una estrofa añeja ni de coña,
no es un ripio de otoño o carantoña
que exprese las pasiones del sentir.

Es un espejo abierto año tras año
que guarda del amor verdad y engaño
y cuida del oficio de vivir.

domingo, 18 de marzo de 2012

Rojo soy



El rojo es el color de la expresión amorosa:
rojo soy,
porque voy con amor a la amistad y al ojo de la amada.


El rojo es el color de la ilusión:
rojo soy,
porque busco y espero un mundo nuevo.


El rojo es el color de las generaciones con sueños y propuestas:
rojo soy,
porque vibré en mi juventud y aún me late la ira.


El rojo es el color de la protesta:
rojo soy,
porque mi pensamiento no soporta el engaño.

El rojo es el color señal de primavera:
rojo soy,
pues propago amapolas contra la presunción de los cadáveres.


El rojo es el color de los caminos que se encuentran andando:
rojo soy,
como si caminante por mi patria sin nombre.


El rojo es el color de España altiva, generosa, sufrientemente en yaga:
rojo soy,
y lucho contra el haz de las fronteras.


El rojo es el color de la internacional persona o su instrumento
que inventa con su sangre el mundo en marcha.


Pues rojo soy,


que el rojo es el color que me sembraron
y cultivo en la paz de los amaneceres.

jueves, 16 de febrero de 2012

Invierno en Talbania



Todo es verde y azul, mediterráneo,
violeta en las mañanas tiritando,
ocres reverberando en los barbechos
y rojos horizontes al ocaso

Gris perla el olivar ingente,
naranja en las mejillas de un abrazo,
carmín la sensación de calles
que llevan hasta el campo el blanco

La luz combate al frío
con la congregación de los colores
tierra adentro, del mar Mediterráneo

martes, 14 de febrero de 2012

Tiempos modernos, malditos tiempos



 LA MURALLA


¿Es que acaso no es nuestra esta muralla?
La han pintado de rúbricas celeste
y esperas amarillas de metralla
y la han hecho más grande. No es que apeste
ni parece talmente una muralla
si miramos con ojos del oeste.
Y hay quien dice además que es como un haya
que perfuma y que adorna por el este.
Quizá parezca un árbol o una rosa,
pero separa tantos corazones
la muralla que aplasta nuestros hombros.
Mirad que sobresale casi cosa
su mentido oropel sin ton ni sones
azuzando al gentío sus escombros.




Ahora sin patria, en cárcel, perseguido
por las sombras de siempre y a deshora,
habito a la intemperie, donde mora
la muerte emborrachada de mi herido

ayer. España. Europa. Cruel vaguido
de la historia truncada. Se demora
mi pulso en el ocaso y en la aurora
que sueños y esperanzas me han mentido.

Hueco clamor de negro poderío,
un imperio me crece por la frente
y otro enturbia mi sangre. Lluvia hiriente

que amaga el curso rápido del río
do naufraga el errante verso mío:
¡doliente flor en páramo insurgente!

viernes, 10 de febrero de 2012

Cuado llega la noticia


 
Siempre me entero tarde de la muerte
de gente como tú, Wislawa,
y he de sentirlo al menos tantas veces como días
transcurran entre el hecho y la noticia.
No sé si es que la muerte, algunas veces,
desdeña mi existencia,
desprecia el interés que tengo
por lo que aprendí contigo viviendo al suroeste del secreto.

Wislawa Szymborska, poeta polaca 
(Kórni, 1923 - Cracovia, 1 de ferero de 2012)
Premio Nobel de Literatura 1996



CONVERSACIÓN CON UNA PIEDRA

Llamo a la puerta de una piedra.
-Soy yo, déjame entrar.
Quiero penetrar en tu interior,
echar un vistazo,
respirarte.

-Vete -dice la piedra-.
Estoy herméticamente cerrada.
Incluso hecha añicos,
sería añicos cerrados.
Incluso hecha polvo,
sería polvo cerrado.

Llamo a la puerta de una piedra.
-Soy yo, déjame entrar.
Vengo por mera curiosidad.
Sólo la vida permite satisfacerla.
Quisiera pasearme por tu palacio,
y luego visitar una hoja y una gota de agua.
No me queda mucho tiempo.
Mi mortalidad debería ablandarte.

-Soy de piedra –dice la piedra-
Imposible perturbar mi seriedad.
Vete,
no tengo músculos risorios.
Llamo a la puerta de una piedra.
Soy yo, déjame entrar.
Me han dicho que encierras salas enormes y vacías,
nunca vistas y bellas en vano,
mudas, donde nunca han retumbado los pasos de nadie.
Confiésalo: ni tú misma lo sabías.

-Salas enormes y vacías –dice la piedra-.
Pero no hay espacio disponible.
Bellas, quizá, pero no para el gusto
de tus limitados sentidos.
Puedes verme pero nunca catarme.
Mi superficie te da la cara,
pero mi interior te vuelve la espalda.

Llamo a la puerta de una piedra.
-Soy yo, déjame entrar.
En ti no busco refugio para la eternidad.
No soy desdichado.
Ni carezco de techo.
Mi mundo merece el regreso.
Quiero entrar y salir con las manos vacías.
La prueba de haber estado en ti
se limitará a mis palabras
en las que nadie creerá.

-No entrarás –dice la piedra-.
Te falta el sentido de la participación.
Y no existe otro sentido que pueda sustituirlo.
Incluso la vista omnividente
te resultará inútil si eres incapaz de participar.
No entrarás; ese sentido, en ti, es sólo deseo,
mero intento, vaga fantasía.

Llamo a la puerta de una piedra.
-Soy yo, déjame entrar.
No puedo esperar mil siglos
para entrar en tus paredes.

-Si no crees en mis palabras –dice la piedra-,
acude a la hoja, que te dirá lo mismo que yo,
o a la gota de agua, que te dirá lo mismo que la hoja.
Pregunta también a un cabello de tu cabeza.
Estoy a punto de reír a carcajadas,
de reír como mi naturaleza me impide reír.

Llamo a la puerta de una piedra.
-Soy yo, déjame entrar.

-No tengo puerta –dice la piedra.

Wislawa Szymborska

Wislawa Szimborska joven

Para la amiga aquella que me regaló el primer libro de esta autora

lunes, 16 de enero de 2012

Invierno en el huerto






Hay una beatitud que sobrecoge
y el habla adormecida
de los árboles.
En el huerto, la lluvia lenta y pobre.
Perezosos, los naranjos no duermen,
sin embargo. La higuera, sí,
la dura higuera con sus huesos grises
dormita junto frío
y espinoso granado. Osamentas
de forma y alfileres, flor de caparazón.
Tal vez la lentitud
de la humedad del huerto
los tenga abroquelados, abrigados
contra las pesadillas del invierno,
pero el naranjo y yo, los naranjos del huerto,
sumergidos,
silentes en su empeño,
seguimos en la gresca, sin dormir.