Hay una beatitud que sobrecoge
y el habla adormecida
de los árboles.
En el huerto, la lluvia lenta y pobre.
Perezosos, los naranjos no duermen,
sin embargo. La higuera, sí,
la dura higuera con sus huesos grises
dormita junto frío
y espinoso granado. Osamentas
de forma y alfileres, flor de caparazón.
Tal vez la lentitud
de la humedad del huerto
los tenga abroquelados, abrigados
contra las pesadillas del invierno,
pero el naranjo y yo, los naranjos del huerto,
sumergidos,
silentes en su empeño,
6 comentarios:
Precioso poema del huerto en invierno. Silencioso huerto, silencioso dueño. Tranquilo y apacible.
Gracias, corazón, quien quiera que seas. Aquí me encuentro a gusto y tus palabras justifican y reconfortan el trabajo en silencio
Últimamente no entro casi ni en mi propio blog, así que es una alegría darse un garbeo por aquí y leer maravillas como esta.
Un abrazo,
Ana Aneiros
Magnífico, Ana. Qué alegría verte por aquí, ya que por tus Análisis de viabilidad neurótica apenas te dejas caer. Ya sé cómo tocarte la sensibilidad para que no me olvides. Saludos con tibio sol azul
Me ha gustado mucho tu poema, Pruden. Gracias por compartirlo con nosotros.
Disfruta de tu bonito huerto y del recién estrenado 2012.
El huerto solo dormita, el olivar descansa con el deber cumplido, ambos a la espera de lluvia y soles más calientes. El almendro empieza a florecer ajeno,o al menos,¡lo parece! Saludos
Publicar un comentario