Todavía se cantaba por las
calles en la Nochebuena de 1977. Siempre se había cantado por las calles de
este pueblo del sur: villancicos populares y otros originales de la población,
en ocasiones hasta con guasa y retintín carnavalero. Se cantaban villancicos y
otras murgas yendo de casa en casa arrastrando sobre el frío una tradición
perdiéndose: la de pedir el aguinaldo.
Dame el aguinaldo carita de rosa
que tienes la cara de ser rumbosa.
Y si me lo das
que pases la Pascua con felicidad.
El sargento de la Guardia
Civil y su esposa recibieron aquella Nochebuena el aguinaldo de la gratitud sin
pedirlo acaso. Había sido destinado el hombre al cuartel de Talbania tan solo
unos días antes, el 9 de diciembre, y aún no tenía amigos en el pueblo. Don
Cesáreo Rodríguez Alvarado, un hombre tranquilo y noble, procedía de El Rubio,
ese otro pueblo casi etéreo en las llanuras de Sevilla, pero tanto él como su
esposa Isabel son nacidos en los pueblos míticos cantores de Huelva. Ahora todo
el mundo sabe que hablo de Don Cesáreo,
porque es de las personas a las que se les añade el don por derecho natural.
Así lo conoce y lo nombra la gente del lugar sin remilgo alguno.
Me contaba la historia con
cierta intriga sentimental, lo que despertaba mi emoción por el suceso. Llevaban
solo unos días viviendo en el nuevo destino y la Nochebuena se hallaban recogidos
y solitarios en el cuartel. Con descarada intención por mi parte, ocupando el
cargo militar que le signaba como uno de los poderes “fácticos” de entonces en
el pueblo, le pregunté si no lo habían invitado al Casino. No, me contestó
sencillamente. Y continuó narrando. ¿Qué vamos a hacer toda la noche aquí,
encerrados en el cuartel?, me decía mi mujer. Porque Isabel es una mujer
alegre, comunicativa, dispuesta a divertir y a divertirse como el tiempo ha
demostrado, y no quería pasar Nochebuena sin salir a dar un paseo por el
pueblo. Venga, me decía, nos arreglamos y damos un paseo, aunque no vayamos a
ningún sitio. Así fue como don Cesáreo e Isabel, con el ánimo tranquilo y expectantes,
paseaban la calle abajo cogidos del brazo, sonriendo ante las pandillas de
chavales que iban y venían con sus jolgorios. A esto, me contó, un hombre que
está en la puerta de su casa me saluda. Nos conocíamos solamente de vernos en
el mercadillo de El Rubio, a donde iba de vendedor ambulante todas las semanas.
Nos saludamos y apenas se enteró que no teníamos un lugar concreto para
reunirnos con nadie, me dijo que entráramos a su casa. Allí pasamos la Nochebuena,
con su familia y sus amigos.
Aún no me había dicho quién
era ese hombre singular que invitó al sargento de la Guardia Civil. Me dijo que
tenían un cochinillo asado, y bebidas, y dulces, y que todos los amigos de este
hombre y sus mujeres los acogieron con agrado. Ya no me resistía yo a saber de
quién se trataba, y entonces don Cesáreo, tranquilamente hablando, me lo dijo:
Tu hermano, el Tito de los zapatos…
¡Bendecido sea!, exclamé.
3 comentarios:
Preciosa la anécdota y muy buenas personas que son los tres, Cesáreo, su señora y tu hermano Tito. Aunque me pilló de chico aún recuerdo muy bien aquellos grupos de chavales cantando villancicos y pidiendo el "aguilando" por la calle Ancha, se deberían recuperar esos villancicos antiguos montalbeños para que no se pierdan. Un fuerte abrazo amigo Pruden.
PD: "Bendeciiiiido", así, alargando la i, así me lo decía mi abuela Andrea "la Carbonera" siempre que iba a verla. Que palabra más bonita y cuánto la echo de menos.
Así es Andrius: ¡Bendeciiiido seas tú también!
Y es que esta forma de encumbrar a una persona pienso que no se da en otros muchos lugares, por eso la registré en La República Hablanera como particularidad de nuestra población.
He aqui de la bondad y del buen hacer de la gran mayoria de las gentes de Talbania . Es asi como nos ven desde muchos de los pueblos colindantes , un pueblo unido abierto a los forasteros y capaces de allanarle el camino a las personas ( aunque no sea del todo cierto). Dejando atras los dimes y los diretes solo puedo decir !viva Talbania y la gente que obra como "El Tito de los Zaptos" !.
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