Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

jueves, 2 de julio de 2020

Último rollo, de Rafa Aguilar



Cuando dijo ¡basta!, comenzó a escribir. Pero ya había fotografiado todas las formas de la vida y la vida se le hizo inextricable. Él, tal vez, no se daba cuenta, pero dejaba impresas ventanas y humaredas, todo lo que una cámara de hacer fotos pueda captar, hasta el alma de las cosas y el ser de las personas.
         Ya había retratado personas y personajes, paisajes y animales, cabriolas de copas rotas, gatos de pose prodigiosa. En fin, la cámara le servía para dejar plasmado un mundo de extremas convivencias.
         Antes, o mientras tanto, había sido pintor con entusiasmo. De una víctima mía que leyó en un cuento me retrató llorando. Un cuadro que conservo como la afirmación de una amistad. Comprendió que no se puede ir por la vida con un estigma a cuestas, y así me lo dio a entender. Por eso cogió la cámara de hace fotos para elevarse sobre el estatismo y la quietud de las formas.
         Pero llegó un momento y dijo basta, hasta aquí las poses predispuestas y las sonrisas sin aire, hasta aquí los gatos y ventanas que tanto bien le dieron, hasta aquí el discurrir de las fuentes que no producen sonido. Y entonces cogió un lápiz y un cuaderno.
         Casi sin darse cuenta, como el que sale a buscar espárragos trigueros, comenzó su nueva andadura artística: escribir sobre todos los rollos que ha tirado. Y tras un largo periodo de pensamiento e inspiración, escudriñó en su propia biografía de fotógrafo. Y de ahí, sin sentimentalismo ni lluvia sucia, se recrea en una especie de arrepentimiento existencial, en una suerte de memoria sin futuro, en un tiempo bendecido por la felicidad de la nada.
         Escribir pequeños apuntes sobre su tiempo de fotógrafo lo ha conducido a otro tiempo en el que revela lo ya revelado en la cámara oscura. Una predisposición de artista sin horizonte ni prejuicio airado. Ni aireado, diría él mismo. Una combinación de teselas emocionantes fue saliendo con sencillez del lápiz al cuaderno íntimo. Pensamientos sinceros que conmueven aunque no te detengas en sus tripas. Porque, hasta en el más nimio apunte, hay un regusto de poesía rebelde. Una sinceridad sobre el tiempo pasado captando lo posible y lo deseado. Pues que todo el tiempo dedicado a fotografiar lo palpable y contundente, se revuelve en el Último rollo de Rafael Aguilar como un arrepentimiento sin resabios ni disculpas. Tan solo las verdades que su cámara diera a la realidad, pero superando las palabras a las imágenes que la memoria ya no pueden retener.  
Último rollo, una celebración de ironías y consignas que su autor quiere compartir con los amigos, sin pretensión ni alardes de escritor en ciernes, tan solo con la nada de recuerdos hermosos, y a veces tristes. Porque la tristeza también es un componente de las figuraciones fotogénicas.

3 comentarios:

Jacobo Márquez dijo...

Me gustó el libro,buen comienzo para el escritor en esta faceta. Se espera un segundo libro?

Unknown dijo...

Genial tu. Genial talbania. Algun dia te contaré algo de kulili. Bienvenido a la locura de escribir.

isabel dijo...

Espero,deseo encontrarme con tus palabras y contigo amigo
el tiempo es de metraje corto y quedan tantas cosas pendientes...incluso leerlas
Besos