Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

lunes, 5 de mayo de 2008

Contra el vicio de leer

La mayoría de los hombres de Talbania no son analfabetos, pero presume de serlo. La mayoría de los hombres de Talbania sabe leer y escribir, pero se jacta de no leer nunca un libro, ni apenas un periódico. El porcentaje de las mujeres de Talbania que sin ser analfabetas desacredita públicamente el uso de la lectura es menor. La mayoría de los hombres de Talbania lleva a gala no gustarle leer.

¿Habrá cosa más denigrante para una civilización libre que conoce el misterioso don de la lectura?

Lo dicen en voz alta, como si fuese un crespón de orgullo, dejados caer sobre las puertas de las tabernas mirando la sequedad del otro lado del río, donde crece el desierto.

La mayoría de los hombres de mi pueblo no son creyentes, pero se les pierde el culo por ir a misa. La mayoría de los hombres de Talbania, en quienes piensa quien escribe esta nota, no la leerá nunca, lamentarán que tal equipo de fútbol haya perdido la liga, o celebrarán lo contrario. Después, la mayoría de las mujeres de Talbania que no son analfabetas en absoluto, le reirá la gracia de oírlos exaltarse en la ignorancia.

6 comentarios:

miguelangel dijo...

Suscribo tu observación. Te contaré algo que me llamó la atención cuando me dedicaba a vender libros en Montalbán en nombre del Círculo. Por aquel entonces llegaba a visitar unas doscientas casas de nuestro pueblo, cifra nada despreciable que contradice ese analfabetismo del que muchos hacen gala. De esos doscientos ‘socios’, el 90 por ciento de ellos tenían nombre de mujer, madres jóvenes la mayoría que en nombre de su casa se interesaban en saltar esa brecha que puede llegar a distinguir a un lector del que no lo es. Cifra, como verás, también representada en alguno de los actos de la feria del libro.
El porcentaje restante estaba representado por un hombre joven, entre 25 y 45 años, con muchas horas de lectura en su haber. Pero lo que más destaco de ellos era su actitud hacia la mía, pues recuerdo muy pocas veces en las que yo pude recomendar una lectura. Con ellos todo era muy visceral. Su respuesta a mi sugerencia casi siempre era un frío: ‘ya lo miraré yo’. Así que mi trabajo resultaba muy mecánico, por lo que la retórica me la tenía que reservar a ellas...

Salud

Antonio Ruz dijo...

Yo creo que esas son barreras que caen con el paso del tiempo.
Las nuevas generaciones se van abriendo paso y con ello nuevas costumbres.
¡Fijate que algunos ya, hasta sabemos planchar!, jeje.

De siempre, expresar sentimientos era cosa de "maricones", y ya se sabe que cuesta trabajo cambiar, pero bueno, aunque sea en pequeños detalles, yo sí que atisbo cambios, y cada vez serán mayores y más normales.

Un saludo.

Victorio dijo...

Hola atod@s, pariente que graciosa observación planteas en tu reflexión...

Me hace gracia las aportaciones de Miguel Ángel y de Alfonso. Uno maneja datos curiosos sobre la venta de libros del Círculo... Aunque no sé como encajar lo bien que quedan los libros pá rellenar muebles al lao de la tele... Y luego la complejidad de eso que ahora anda con la palabreja de: GÉNERO que llega a veces a conclusiones un tanto diversas, y de vez en cuando... hasta algo confusas...

Aunque los datos de quién compre los libros sean las mujeres tiene su lógica, pues: ¿quién pasa más tiempo en la casa...?

A gala también se lleva que la casa no se le cae encima al género masculino, y no es porque tenga mal techo, sino porque no estará allí pá que se le caíga...

Bueno, a lo de leer, o no leer...

Pues estoy con Prudencio, en Talbania se lleva a gala el no pararse a leer un libro, como también se lleva a gala saber lo que hoy viene en el Marca, y lo que le dice jugador fulanito al estrenador penganito. ¡Eso es lo que se lee aquí, y en Sanpernambuco... lo dicen las estadísticas de venta de prensa diaria. Y en Talbania también es de obligado cumplimiento estar al día para poder conversar en los tajos y en las barras y terrazas de las tabernas...

Aquí se cumple lo que decía Blas Infante de su querida Carmona: "Pobre Carmona, más de cien tabernas y ni una librería. Pobre Carmona..."

Salú.

Anónimo dijo...

«Aunque los datos de quién compre los libros sean las mujeres tiene su lógica, pues: ¿quién pasa más tiempo en la casa...? »

A esta aceveración "sesuda" del comentario anterior quiero añadir que la mujeres pasan más tiempo en la casa pero (casi) siempre trabajando, mientras que los hombres si se van a las tabernas no hacen (casi) nada de provecho ni para la sociedad ni para la familia.

Por Dios, pongámonos lentillas para hablar de lógica.

Almudena M. G.

Victorio dijo...

Que bueno, Almudena... Me parece muy acertada tu aportación.

Es cierto, una afirmación así tan simplona, o tan a la ligera, aunque sea sensata queda incompleta para definir el asunto de marras.

Salú.
Victorio





Salú

Anónimo dijo...

Pruden, que no te influya nunca el "estar al día para conversar en los tajos y en los bares..." como orgullo populino. Que no te quite Talbania tu cuerda-locura-inteligente...
Gracias por invitarnos a leer, gracias por reflexionar con nosotros.