en el acto de presentación de Talbania en Montalbán
Comenzaré mi intervención felicitando a la editorial El Páramo por la publicación de Talbania en esta edición tan cuidada, no sólo literariamente, sino también estéticamente... Por una parte me parece que la ilustración de la cubierta está en consonancia con lo que son los relatos de la obra. Y por otra, creo que el texto que contiene la contracubierta resume, magistralmente, lo que es este libro.
En Talbania se recogen un conjunto de relatos divididos en tres partes:
Historias Fabulosas de Talbania, donde Prudencio y sus complementarios Silvestre Marín Cañete y Juan Luciano Jiménez ─con ese juego de autorías que le permiten al autor no sólo, como diría Luis Quiñones, desdecirse de su propia escritura para atribuírsela a personajes que él ha ido creando con el tiempo, sino también mostrarnos distintas formas de narrar, e incluso a veces hacerse autocrítica, poniéndola en boca de otros─ reúnen una serie de relatos cortos en los que hay magia, hay poesía y como diría Silvestre “entrañamiento de la memoria”.
La parte central de la obra: Tres cuentos de amor urbano, nada tiene que ver con lo rural, y sí mucho con lo onírico, con lo obsesivo por ese sentimiento que también en otros libros suyos se aprecia en el autor.
Finalmente en Aquello era la vida, nuestro autor recrea, autobiográficamente, una noche de juerga de una pandilla de amigos. Pero es mucho más que eso, es un canto a la juventud, a la amistad, a nuestras, no se si decir antiguas, costumbres, y sobre todo el título, entiendo que nostálgicamente, resume muy bien lo que es: ¡Aquello… era la vida!, por lo menos visto desde la perspectiva de hoy.
Creo que la obra de Prudencio es mejor, es más profunda cuanto más cerca está de sus raíces, de sus orígenes. Y en este punto me viene a la mente la entrada de El Mesto de las Rosas correspondiente al año de su nacimiento, en la que nuestro autor nos decía:
En el mil novecientos cincuenta y uno, lejos aún de la melancolía y tendido en la cresta lenta de la hoguera, Talbania era una pueblo pobre sin árboles por las calles, sin fuentes, y sin colegio claro donde beber a fondo las raíces.
Pues bien, Talbania es un universo creado a partir de las vivencias, de los orígenes, del entorno del escritor mezclado con su imaginación. Lo dice mucho mejor que yo Luis Quiñones: Talbania es un territorio que cabalga entre el recuerdo de lo vivido y la presunción de la imaginación… es también una geografía de la libertad en la que la memoria no es sólo lo que se recuerda, sino lo que se defiende a través de la dignidad.
De izquierda a derecha: Rafa Urbano, Pruden, Juan Antonnio Ortega, Alfonsa y Ricardo, editor de El Páramo
Me van ustedes a permitir que cite también al otro presentador, junto con Luis Quiñones, del libro en Córdoba: Manuel González Mestre que en un artículo de opinión aparecido en el Diario Córdoba, el día 29 de junio, se expresaba en los siguientes términos: Talbania es un territorio levantado con serenidad a partir de los sentimientos y donde su autor extiende una mirada condescendiente con los de su especie, porque sabe que es un hombre como los demás, con sus luces y sombras. Un microcosmos poblado de historias, como Macondo, como Comala, como los Pedroches (Mestre cita estos territorios literarios, a los que tendríamos que añadir Mágina de Muñoz Molina y, sobre todo, Obaba de Bernardo Atxaga) convertido en un laboratorio rural y universal al mismo tiempo, desde donde poder analizar la condición humana. Pero aunque quisiéramos no podríamos señalar a Talbania con un puntero sobre el mapa, porque ésta está mucho más allá, en la región de la imaginación y los sueños. Es un lugar para los sin patria, para los que dejaron la misma en el mundo de la infancia, para los desterrados, para los exiliados de infinitas partes.
Talbania sería un lugar concreto en la medida en que las vivencias, las historias que cuentan nuestros mayores (la memoria), las costumbres, en definitiva las raíces de las que “bebe” su autor están ahí, pero también es un territorio universal en tanto que sería un lugar para analizar, con esa mirada benevolente, comprensiva del otro, la condición humana, el alma de sus personajes…, un lugar con el que cualquiera se pueda sentir identificado. Se dice en un lugar del libro: “Hay muchas Talbanias diseminadas por la geografía de la Historia Universal de los ensueños”.
El lenguaje que se utiliza en la obra tiene intención y altura literaria, y un lirismo, que no abandona nuestro autor aunque escriba prosa de verdad. Talbania es, en este sentido, un territorio literario en el que las palabras tienen vida propia y una gran capacidad expresiva, evocadora, e incluso, mitológica, sin ser una obra en absoluto complaciente, ni presuntuosa.
Una vez Gabriel García Márquez hablando del realismo mágico, que está también muy presente en nuestra obra, dijo: “Mi problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía”. No sé si el autor de Talbania ha sentido un poco lo mismo, pero supongo que los lectores montalbeños, al leer este libro, inevitablemente vamos a estar muy atentos a esa línea que separe lo real de lo fantástico… Quizá no deberíamos, y lo que tendríamos que hacer es simplemente disfrutar de la lectura de estos cuentos y crónicas que se imbrican en nuestra propia experiencia.
6 comentarios:
Preciosa presentación y precioso libro -que todavía no he terminado de leer, por cierto-; es una pena que no haya podido acercarme a la presentación, Pruden. Afortunadamente confío en que haya más presentaciones de tus nuevos libros y, por favor, que me invites.
Creo haberte contado ya que siempre que mi padre contaba una historia o un chascarrillo lo localizaba de un modo muy especial: "esto sucedió entre Córdoba y Semana Santa", aseguraba. De niña yo creía que ese lugar fabuloso de las historias realmente existía y estaba allí, al alcance de la mano.
Posiblemente Talbania sea ese mismo lugar, con una poética de áspero terrón que nutre la planta del pie de aquel que lo recorre buscándose a sí mismo. Posiblemente, Talbania tenga la misma sed de nuestro páramo, y a falta de agua de lluvia sólo tenemos para regalarle unas míseras gotitas de saliva que se escapan de nuestros labios mientras hablamos. Pero es lo que tenemos... y el cariño dignifica cualquier humilde regalo.
Enhorabuena Pruden, y que escribas muchos más!
Un abrazo,
Cecilia Romero
Genial Pruden, la presentación fue una delicia. Nos alegramos enormemente de haber asistido, como en otras ocasiones. El toque de la guitarra fue un acierto. Y por cierto, la portada es preciosa.
Un abrazo de dos amigos
Al principio no me gustaba del todo la portada: yo propuse poner un perro mirando de frente en lugar del coche, pero por las apreciaciones y piropos que está recibiendo acabará gustándome. Lo que no termina de gustarme es que me escriban una felicitación y se firme misterioramente Anónimo. La verdad, hay tantos nombres y tan hermosos por seguir usando.
De todos modos, muchas gracias.
Hola Pruden, ya me leí tu último libro, me ha gustado mucho en general, aunque siempre hay unas historias que gustan más que otras... personalmente me quedo con "Nocampa" y también con "y aquello era la vida". Un saludo y mi más sincera enhorabuena amigo.
Talbanés
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Gracias, Andrius, ya veo con orgullo que te merecer ser el primer ciudadano de Talbania.
Fe de errata: en el comentario anterior, donde dice "merecer" debe decir mereces
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