Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

domingo, 4 de abril de 2010

María Cegarra







Presencia de Miguel


Nadie,

-ni antes ni después de ti-

Supo, sabe

Pronunciar mi nombre.

Hacías una creación de la palabra,

Del tono, del sonido, del acento…

Entonces…

Te recuerdo en mi nombre

-aprendido de ti-

Que conmigo inseparable, llevo.

Inconsumible, ingrávido.

Sin muerte y sin dolor.





RELACIÓN CON MIGUEL HERNÁNDEZ


María Cegarra mantuvo una estrecha relación con Miguel Hernández. De esta relación se ha hablado y escrito mucho. Muestra de ello son los textos epistolares que se conservan. María es mayor que Miguel, discreta y le agradaba como persona, no como enamorado, como ella misma llegó a decir en alguna entrevista.


El poeta oriolano y la poetisa unionense se conocieron en Orihuela con motivo de inauguración de un busto de Gabriel Miró (2 de octubre de 1932), más tarde se vuelven a encontrar, junto con otros amigos, para recordar a Gabriel Miró y a Andrés Cegarra, hermano de María. Miguel estaba pasando por unos malos momentos durante su estancia en Madrid (periodo comprendido entre el 2 de diciembre de 1931 y el 20 de mayo de 1932), pues el poeta buscaba cierta estabilidad emocional y María representaba ese equilibrio emocional que el poeta necesitaba. Por aquel entonces, María estaba en trámites de publicar Cristales míos.


Ambos mantuvieron una relación sentimental incuestionable. Miguel Hernández, no sólo contó con el amor de Josefina Manresa, sino que también contó con el de Maruja Mallo, aunque era más bien de carácter sexual, o el de la filósofa María Zambrano; Cegarra, supuso un amor de otro tipo más elevado. Sea o no cierto el amor que existió entre ambos, es algo que sólo ellos sabían. En una entrevista realizada a la poetisa unionense afirma, para dejar claro que prefería no hablar más del asunto y guardar esos sentimientos para ella:


«Lo de Miguel Hernández hace muy poco tiempo que se ha recordado públicamente nuestra amistad y prefiero silenciarlo. Soy una mujer sencilla, que no me gusta airear la intimidad que pueda parecer que busca con ella popularidad».


Si de pronto aparecieses...

El pasado tan lleno de ti estuvo

Que nunca fuiste ido.



Probablemente, de aquel amor, este clamor:


Poema 23 de El rayo que no cesa



Como el toro he nacido para el luto

y el dolor, como el toro estoy marcado

por un hierro infernal en el costado

y por varón en la ingle con un fruto.


Como el toro lo encuentra diminuto

todo mi corazón desmesurado,

y del rostro del beso enamorado

como el toro a tu amor se lo disputo.


Como el toro me crezco en el castigo,

la lengua en corazón tengo bañada

y llevo al cuello un vendaval sonoro.


Como el toro te sigo y te persigo,

y dejas mi deseo en una espada,

como el toro burlado, como el toro.


Obra Completa. Tomo I. Poesía. Espasa Calpe, 1992


No hay comentarios: