Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

jueves, 11 de agosto de 2011

Anotación desde la humedad

No tengo miedo ni esperanza.
Antonio Gamoneda


Para morir aquí, ¿qué será necesario, la paz o la belleza? Esta armonía de soledad y música con los ojos grisáceos que los montes recrean en el mar. Un mar que sometido al orgullo existente de las rocas, no se deja vencer y gruñe y canta también los días leves de humedecida bruma, y en la noche incesante contemplado por cuerpos estelares cuyos nombres y espacios y colores conocen las rapaces, el mar sigue avanzando, porfiando en las roca de los acantilados.

Las altas muchedumbres de los árboles cántabros, astures, vascongados, saludan sin asombro mi madrugar de andante, sin cámara de fotos, sin teléfono móvil, con sombrero de paja por si el sol quiere verme. Los cigarrillos, sí. Donde esté la humedad de los ancestros, donde el camino sigue ascendiendo entre helechos o hundiéndose en la hondura de los ríos pacíficos. Su nombre, a cada rato, me lo dictan las aguas. A cada rato un río y su nombre acopiado.

Allá arriba, en las fuentes, habrá un camino al sur por donde transcurrir en lontananza a la invención sedosa de Talbania. En un desierto verde. Más allá de los páramos donde el añil insomne reverbera.

Estas serán las huellas, las señales sin miedo ni esperanza.

1 comentario:

Carmela dijo...

"Un mar que sometido al orgullo existente de las rocas, no se deja vencer y gruñe y canta ...."

Sin palabras.
Un beso, Pruden.