Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

domingo, 16 de octubre de 2011

Contra la bestia nuestra





¿Los laicos también matamos? Le lancé a mi maestro y me sonrió benévolo, como disculpándome la duda. Le hice la pregunta tras verlo aplastar una mosca con el periódico doblado sobre la mesa, porque mosca que estorbe su pensamiento o su quietud se lanza sobre ella con el bote de insecticida como si disparara una ametralladora. Hace unos días lo vi salirse de sus casillas y lanzar denuestos, insultos y rayos lácer contra la policía porque apaleaba brutal e injustamente a unos manifestantes. No está curado de espanto mi maestro, pues el abuso del poder policial sigue siendo plato sucio en el estado actual de esta nación, también llamado país. En España. Y esa suciedad se le atraganta en el entendimiento.
Pero mi maestro, por otro lado, si un criminal es condenado a la pena capital, se siente humanamente bajo, hundido. Aunque la ejecución ocurra en el confín del mundo, doy fe de sus depresiones. Cuando se les pasan, se come un pollo entero al chilindrón, menospreciando la opinión si razonada de los vegetarianos, y continúa echando pestes de los perros policías que pegan a las personas. Uno de los alumnos más insumisos de su legión quiso adelantársele al maestro y sotto voce dijo que había que ir armado a las manifestaciones y matar a la policía cuando comienza a pegar.
Por eso le pregunté que si los laicos también podemos matar así porque sí. El maestro me miró a mí con benevolencia obviando el exabrupto descarriado del otro alumno.
─Aporrean sin piedad a las personas por preservar la ley de quienes les pagan (dijo al fin el maestro con tono dolido y conciliador), pero nunca pediré la pena de muerte ni siquiera para los amos de los policías. Allá ellos con su mala condición de verdugos justicieros y guardianes sin escrúpulos, con su avaricia de creerse dueños de los estados civiles, democráticos o dictatoriales. En todas partes suelen ser igual, los mismos, con métodos análogos.
»Son los dictámenes de su enquistada fe (añadió ablandando la voz, ahuecándola desde dentro, persuasivo), impedir con la violencia cualquier avance de la humanidad que no esté en sus planes de gobierno.
Luego continuó dirigiéndose a su alumno más exaltado.
─Uno se siente laico y ha de hacer lo que esté pacíficamente a su alcance para que la Iglesia no mangonee en los gobiernos ni en la vida del país, de las personas, dicho con propiedad, pues que somos los individuos el objeto manipulable de las religiones. Pero sé que desear la muerte para personas que ejercen de policías, porque peguen a sus semejantes, no evitará que dejen de hacerlo. En España, el ejemplo más cruel lo tenemos con la pendular presencia de la ETA. Pese a que Franco murió matándolos, ellos siguieron cultivando el asesinato y la extorsión, creadores del miedo como son, y ahí se mantienen, como un virus, en la saña de su irrenunciable fe.
»Ninguno de los países que mantienen en vigor la pena de muerte, ni siquiera los llamados civilizados entre los que ─bondadosamente─ podemos considerar a Máxico, es capaz de evitar que una persona mate a otra.
»El camino, pienso antiguamente, es el hombre sin dios ni rey ni amo, no su aniquilación.




6 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff, demasiado fuerte Pruden...

Pruden dijo...

Sí, más o menos tan fuerte como la vida misma en manos de un Poder que se preserva mediante la violencia y la manipulación. Pienso que las imágenes que he puesto dicen más que mis propias palabras

Anónimo dijo...

No no, Pruden, tus palabras hielan, las imágenes duelen. Gracias de nuevo por compartir

luis dijo...

Probablemente, querido Pruden, y a tenor de cómo andan las cosas por la capital con su renqueante lideresa, camino del retiro, y de su consejera, camino del cementerio político del que ya forma parte junto con otros cadáveres, este maestro sabio y acráta hubiera estado expedientado por hablar con tanta coherencia y sentido común. Ya ves que no solo la verdad tiene un precio, sino también las ideas, y mucho más la razón.

Carmela dijo...

"Pese a que Franco murió matándolos, ellos siguieron cultivando el asesinato y la extorsión, creadores del miedo como son, y ahí se mantienen, como un virus, en la saña de su irrenunciable fe."

Terrible pero real.
Un abrazo.

Carmela dijo...

No puedo entrar y leer el artículo:"Infórmate y decide".

Patético resultado electoral(20N).
Y sin embargo , en algún futuro lejanísimo,seguramente " florecerán las alamedas".
Tendrán que florecer.Aunque no las veamos.
Te dejo un gran abrazo .