Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

miércoles, 29 de febrero de 2012

Hablando de la muerte (3)

Mi padre murió de una afección coronaria en un hospital a media noche y de seguido lo llevaron a la cámara frigorífica. Hasta entonces solo había contemplado el cadáver de mi tía Micaela cuando yo fui joven, y estaba ya en la caja, amortajada y lista para ser enterrada aquel mismo día. Me gustó verla con un pañuelo sujetándole la barbilla, y me pareció más bonita que cuando me besaba escandalosamente. Después cargué con su ataúd hasta el cementerio con otros hermanos y primos.

Pero a mi padre costó trabajo amortajarlo. Estábamos mis primas María y Teresita y yo en aquel habitáculo en cuyo centro había una grande mesa de mármol. Con la ayuda de un operario que lo sacó del congelador tirando de su base corrediza, el cuerpo de mi padre apareció envuelto en una sábana de hospital. Lo pusimos sobre la mesa y comenzamos a vestirlo. Ahorraré las descripciones consabidas inherentes a cualquier cadáver que ha estado doce horas bajo cero grados centígrados. Primero le pusimos los pantalones de su último traje nuevo, no sin cierta dificultad; después la camisa, manipulando el cuerpo yerto de un lado a otro, pero la chaqueta hubo que romperla por la costura de la espalda porque su rigidez ya no permitía moverle los brazos adecuadamente. En vida, mi padre casi nunca usó corbata, y ahora no recuerdo si mis primas se la pusieron o no. Mi madre le había adecentado su pelo ralo al ratito de morir. Al final le pusimos los zapatos negros. Ningún muerto debe ir a su entierro sin zapatos.


Nota: Ya solo queda una entrada más de este asunto 


2 comentarios:

Carmela dijo...

No sé si mi padre llevaba zapatos aquel día.Sólo sé que estaba muerto.
Con el tiempo recuperé el abrigo de su mirada .Y va conmigo.
Nadie lo sabe.Pero va.
Abrazos.

La Cocinera Políglota dijo...

¡Qué bonito comentario, Carmela!

El mío, me abriga con su amplia sonrisa.

Un abrazo para ti y para el autor del blog (dear Pruden).

Toñi.