Copio de una entrevista las
palabras que Juan Marsé decía al respecto de la democracia en nuestro país,
pues que a su parecer ni siquiera hoy día está consolidada por el viejo vicio
de no leer que tenemos los españoles. «Esa democracia que vivimos no ha estado
nunca consolidada. Es frágil, y esa fragilidad ha conducido a un movimiento de
retroceso, y no solo en el manejo de la economía. Es que este país sigue siendo
inculto, un país que no lee. Se edita mucho pero uno de cada tres españoles no
lee un libro en su vida. Absurdamente insólito».
No es que Juan Marsé nos descubra
el Mediterráneo de nuestra idiosincrasia parlotera y sin embargo olvidadiza,
cuando no impasible a la hora de escuchar y discernir sobre el discurso
político de los políticos. Así el discurso de quienes nos gobiernan, nos han
gobernado o pretenden hacerlo por la vía democrática. La clave está en el hecho
de leer, no solamente en la ilusión de ir un mitin en tiempos electorales o
estar atento a las proclamas que los políticos aspirantes al poder nos infestan
por la televisión, sino en leer de un modo responsable y ávido con lo que
nuestra capacidad de entendimiento se puede crecer en autocrítica.
Hay otro breve adagio castellano
(no sé si de Unamuno o de algún contemporáneo suyo) que incide en que la
enfermedad del nacionalismo se cura viajando. Esto es ya harina de otro costal,
pero de la misma cosecha con la que se forma el sentido crítico de una persona.
Porque si el nacionalismo rancio se cura viajando, como uno piensa, la inmadurez política democrática se
combate y enriquece con la lectura conciente. Tal vez solo leyendo o escuchando
a los hombres de más talento e ideas actuales, u otras que son válidas para
todos los tiempos, se pueda combatir la ignorancia y su primo hermano el fanatismo.
Porque sino, ¿cómo es que en Italia haya gobernado un Berlusconi, que en España
todavía tengamos monarquía parasitaria y que la Iglesia siga teniendo el mismo
poder que cuando llevaba a Franco bajo palio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario