Cada taberna tiene su bebedor solitario, por lo común asiduo, fiel, imperturbable, pero también algunos miembros de este gremio van a todos los bares, o a casi todos. Un día a un bar y al siguiente a otro distinto, incluso lejano del anterior, y siempre como dándole de lado a los otros bebedores solitarios. El bebedor solitario les da más de lado a los otros bebedores solitarios que a los que no lo son, porque así se ratifican en la entidad de su categoría tabernaria.
Los bebedores normales no les hacen apenas caso, sino que los dejan ser. Si acaso les dirigen la palabra no es para establecer una conversación, cuanto más los saludan con un mohín que es más de compromiso social que de afecto cordial. Hay bebedores solitarios que son afables y desde su retiro entablan conversación normal y están al tanto de todos los chismes y sucesos de la comunidad, pero eso es a ratos, o a días, y luego siguen solos sin darle coba a nadie.
Por su lado hay bebedores solitarios que no quieren serlo, o que no saben serlo, y se convierten en unos pelmazos. Esos son los peores, los que son solitarios porque nadie los quiere para beber con ellos y se creen en la obligación de hacerte compañía cuando te ven solo, la compañía que desean para sí y no tienen, sin pensar, o desconociendo, la verdadera condición del bebedor solitario.
El bebedor solitario no bebe más cantidad de bebidas alcohólicas que cualquier bebedor de pandilla. Los bebedores de pandilla beben más aprisa, arman más jaleo, y si no acaban emborrachándose casi todas las noches por lo menos se van bien achispados a sus casas. Además estos lo hacen solamente durante las horas establecidas por la norma: al mediodía los días de holgura y por las noches, antes de cenar. El bebedor solitario también tiene reloj y obligaciones, pero no sigue el son de ninguna música.
Hay que tener muy en cuenta que en Talbania también se bebe mucho aguardiente por las mañanas, antes de ir al trabajo. Pero eso es como un acto ritual, colectivo, y, a excepción de los días festivos y los días de lluvia en que la aguardientada dura hasta mediada la mañana, por regla general los aguardienteros se toman una o dos copas con el café antes de marchar a la brega. A esas horas apenas tiene sentido ser un bebedor solitario, pero haberlos, haylos. Qué duda cabe.
Los bebedores normales no les hacen apenas caso, sino que los dejan ser. Si acaso les dirigen la palabra no es para establecer una conversación, cuanto más los saludan con un mohín que es más de compromiso social que de afecto cordial. Hay bebedores solitarios que son afables y desde su retiro entablan conversación normal y están al tanto de todos los chismes y sucesos de la comunidad, pero eso es a ratos, o a días, y luego siguen solos sin darle coba a nadie.
Por su lado hay bebedores solitarios que no quieren serlo, o que no saben serlo, y se convierten en unos pelmazos. Esos son los peores, los que son solitarios porque nadie los quiere para beber con ellos y se creen en la obligación de hacerte compañía cuando te ven solo, la compañía que desean para sí y no tienen, sin pensar, o desconociendo, la verdadera condición del bebedor solitario.
El bebedor solitario no bebe más cantidad de bebidas alcohólicas que cualquier bebedor de pandilla. Los bebedores de pandilla beben más aprisa, arman más jaleo, y si no acaban emborrachándose casi todas las noches por lo menos se van bien achispados a sus casas. Además estos lo hacen solamente durante las horas establecidas por la norma: al mediodía los días de holgura y por las noches, antes de cenar. El bebedor solitario también tiene reloj y obligaciones, pero no sigue el son de ninguna música.
Hay que tener muy en cuenta que en Talbania también se bebe mucho aguardiente por las mañanas, antes de ir al trabajo. Pero eso es como un acto ritual, colectivo, y, a excepción de los días festivos y los días de lluvia en que la aguardientada dura hasta mediada la mañana, por regla general los aguardienteros se toman una o dos copas con el café antes de marchar a la brega. A esas horas apenas tiene sentido ser un bebedor solitario, pero haberlos, haylos. Qué duda cabe.
5 comentarios:
Gracias por la aclaracion Pruden(mi ordenador no pone acentos, ya lo siento, se que es falta de ortografia). Por lo que me cuentas deduzco que aunque Talbania este basada en un lugar concreto puede ser cualquier pueblo, y ninguno y todos a la vez.
Que envidia (sana) me dais los que habeis podido hacer realidad vuestro sueño de ser escritores.
Algun dia esta sociedad estresada me dejara un poco de tiempo libre y yo tambien podre dedicar tiempo a intentarlo otra vez, como en mis tiempos de niña cuando escribia por placer.
Muy detallado el estudio del borrachin.
Eso del borracho solitario es un "oficio" que nunca seré capaz de realizar, me puede el pudor y tengo que hacerlo acompañado.
¿Que pensara el tabernero cada vez que cruce la mirada con un bebedor solitario?, ¿y el bebedor?.
Yo pienso que es un desperdicio de borrachera, porque en mitad de una cogorza siempre hay unos minutos muy creativos que estos bebedores solitarios nos privan de disfrutarlos.
Un saludo.
Hola, qué tal.
Acabo de darme cuenta de que ahora la bitácora es compartida. ¿Qué quiere decir esto?, ¿Que escribís los tres…? Porque si esto es así, no estaría de más que firmaseis los trabajos, para saber a quién pertenece cada uno.
A Mónica, quiero animarla a que si desea escribir, que lo haga, porque esta sociedad, no nos deja tiempo libre a nadie, pero que si algo te interesa de verdad, el tiempo se saca hasta de debajo de las piedras si hiciese falta (si quieres te puedo recomendar sitios en donde puedes aprender recurso literarios, para escribir todo lo bien que tú puedas hacerlo).
En cuanto al tema de este último escrito: “Bebedores solitarios”, me imagino yo que en Talbania los habrá como en todas partes.
A veces las personas hacen cosas, que desde el punto de vista ajeno son incomprensibles y que habría que estar en la piel de esa persona en concreto, para entender por qué hace lo que hace. Porque lo que somos en el presente, no es más que una consecuencia de lo que hicimos o lo que nos sucedió en el pasado, en ocasiones en un pasado muy lejano. La infancia determina el futuro de una persona, pero también lo hace la suerte o las decisiones que tomamos a lo lardo de nuestra vida.
Por eso deberíamos de adquirir la costumbre de no juzgar absolutamente a nadie, porque alomejor si nosotros hubiésemos pasado por lo que ha pasado esa persona haríamos exactamente lo mismo, y, en el fondo no somos tan diferente los unos de los otros, ya que todos tenemos las mismas necesidades afectivas…o de otra índole y todos merecemos respeto y afecto.
Hay un pequeño mundo que se oculta
detrás de cada paso cotidiano.
Las almas encauzadas ni lo miran,
ignoran la existencia
de quienes no tuvieron tanta suerte
o no quisieron ser los maniquíes
de falsas vestiduras.
Allí se desvanece el paraíso
y se venden baratos los deseos,
se piratean sueños, se trafica
con el futuro en saldo.
Hay quien cruzó el estrecho de la muerte
y se arrastra buscando una esperanza,
hay quien halló consuelo en un suspiro
y terminó con Doña Metadona.
Hay ancianas que fueron más princesas
que todas las princesas del asfalto;
soñadores despiertos, corazones
que se dieron de frente con la vida.
(De poemas para la paz)
Ojo, amigo orejonkz, no estamos hablando de los borrachines ni de los borrachos al uso; si te fijas, en todo momento se habla de "bebedores solitarios", que es otra actitud social que para nada debe ser considerada despreciable. Los bebedores solitarios lo hacen a diario; los borrachines, cuando se encuentran mal (algunos bien conocidos del lugar: cuando pillan dos euros); y los borrachos, por lo general, surgen los días de fiesta estropeándolo todo en las tabernas.
En cuento a lo que piensen recíprocamente el bebedor solitario y el tabernero cuando se miran, pues pensamos que para esa situación filosófica existe un entendimiento mútuo, un código secreto, de sentimientos y silencios conocidos; reconocidos. Sobre todo si el tabernero se precia de tal.
Un afectuoso saludo de la trupe.
Estimado Pruden:
Los bebedores que beben solitarios estan acompañados por sí mismos. Yo los miro por mi barrio y también pienso en ellos, y les escribo historias puntuales, porque cada uno de ellos encierra el misterio de quien sabe acompañarse a sí mismo. También saben despreciarse y amarse a un mismo tiempo, y a partes iguales. Supongo que en Talbania ocurre también lo mismo. Por cierto, ¿cuándo quedamos para tomar algo y mitigar la extraña compañía de nosotros con nosotros?
Lo único malo del alcohol es que dicen que es dañino, pero creo que incluso los bebedores solitarios lo saben también, aunque en ellos también habite la veta de tristeza que todos los solitarios suelen tener. En fin no se por qué te cuento todo esto, debe ser que los borrachos buenos me inspiran confiaza y sobriedad.
Un abrazo.
Luis Q.
www.autobiografiaporescribirluisquinonesc.blogspot.com
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