Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

domingo, 30 de septiembre de 2007

El Oreja




La siesta se apodera del espacio, el ciprés más hermoso se ha quedado dormido en su columna, nadie queda al fragor de las higueras, ésta es la condición crucial de los rastrojos, julio y su llamarada, el verano a la vista de los pájaros

así ocurrió la infamia y la tragedia, al borde del camino y los olivos, hay una cruz de piedra que no ignora la amarga filiación de la verdad

él se llamaba Juan y era “El Oreja”, piedra solar sin rumbo en la campiña donde nunca se llora por ser hombre

el otro fue don Juan o don Vicente, don José, don Manuel o don Vicente, pero era siempre el mismo el del sombrero comprado en la ciudad cuando a la iglesia

no dormir la atención de lo que os digo, la siesta se apodera del espacio pero sangra en los límites del odio, cruje en la integridad, llaga en el alma

él se llamaba Juan y su escopeta, y no era un hombre vil, sino humillado

el otro el que imponía su derecho / de pernada y jornal en sus cortijos, el que usaba sabuesos y abusaba de llamarse don Juan o don Vicente, el dueño de la casa de los novios, de los recién casados

el que usaba dispensa y abusaba del verbo poseedor

escuchad lo que dicen, no hace tanto, hubo un tiempo una vez aquí en España que se llamó franquismo, era un tiempo sinónimo de cárcel, sinónimo del miedo en el trabajo, herencia de la jungla y la pistola, de la guardia civil, agua bendita

yo no olvido ni el látigo ni el nudo, la hiel del abandono, su fragancia, los desgarros del hombre, esa cruz / de piedra entre Talbania y la frontera

recuerda que “El Oreja” fue un suicida que antes mató a su muerte

que no fue un asesino, sino el asesinado por la invasión del señorito

dos disparos y huyera el alma negra, maguer de don Vicente

no es un sueño, ni leyenda entreabierta, que está escrito en la médula del libro Historia Circular de las Infamias

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Cualquier tiempo es "sinónimo de cárcel, sinónimo del miedo en el trabajo, herencia de la jungla y la pistola, de la guardia civil, agua bendita". Nosotros, los que fuimos humillados durante el franquismo, no nos damos cuenta de que, aunque para nosotros la suerte ha cambiado, no ha ocurrido igual para otros muchos.
Es conveniente mirar atrás, pero más aún, es mirar alrededor: comparar, compararse y darse cuenta de que la democracia ha traido nuevas formas de esclavitud, nuevos derechos de pernada y humillaciones nuevas, que sienten tanto como las de antes, y que como las de antes también están sin voz.

Luis Quiñones Cervantes dijo...

Me adhiero a tus verdades como la canícula de los veranos que llamean en tu pueblo a las blancas paredes del oprobio. Entre la poesía y la prosa destacan las verdades como puños, que no golpean, pero que sin embargo se lamentan.
Ánimo Pruden. Un abrazo.

Luis Q.
www.autobiografiaporescribirluisquinonesc.blogspot.com

Anónimo dijo...

Nos hemos quedado impresionados leyendo tu post de hoy. Así, impresionados de frío y de recuerdos. Ella aún no sale de su asombro. Ni yo tampoco. Geniales tus palabras. Gracias por ellas.

juan dijo...

Increible esta publicación! Buenísima!
Me he quedao con la boca abierta!!
Enhorabuena!

Salud!

Ana Estepa dijo...

Este último escrito que nos presentas, es bestial...pone los pelos como escarpias.

"escuchad lo que dicen, no hace tanto, hubo un tiempo una vez aquí en España que se llamó franquismo, era un tiempo sinónimo de cárcel, sinónimo del miedo en el trabajo, herencia de la jungla y la pistola, de la guardia civil, agua bendita"

...GENIAL.

Mis respetos y admiración.

miguelangel dijo...

Saludos Prudencio y compañía, y gracias por visitar mi blog.

Aunque me gusta mantener cierto anonimato en esto de internet, le diré que nací y me crié en Barcelona, y que considero a Talbania mi patria de adopción (por cierto, ¿cómo se diría: talbanés o talbano?). Que soy nieto de "rafalito el josquillo", aunque no incluya Rafael en mi nombre... Que vivo en el Cerrillo de la Cruz, aunque de cerro poco y de cruz menos...

Y aunque todavía no he tenido la oportunidad de curiosear como se merece su bitácora, no dude que lo haré.

Saludos

Anónimo dijo...

Pruden, hermano:

No, no he nacido en Talbania. Mi origen tiene lugar en las aventuras de Cabeza de Vaca, cuando vino desde Texas hasta Iguazú, caminando, porque los dioses del mar se quedaron con su barca del infierno. Así que soy
andaluz y americano: por tanto, puedo entender que en el ácido de tus entrañas siempre florezcan rosas.
Me habeis puesto (nombre) al lado de la melancolía del primer califa, a él que hizo traer palameras de Damasco para un abrazo inagotable sobre nuestra historia común.

miguelangel dijo...

Querido Pruden

No estoy de acuerdo con lo que me comentas sobre los gentilicios y su concepto administrativo. Creo que son importantes pues reflejan la identidad y la memoria colectiva.

Cuando el núcleo de población es pequeño o insignificante no se emplea ni propaga, simplemente porque el número de pobladores no irradian su influencia. Por eso es más usado el de la provincia que el del pueblo. Sin embargo cuando el núcleo de población se hace importante, y no sólo me refiero al número pobladores, el gentilicio correspondiente se difunde enseguida.

Así que quién mejor que su creador para asignarle un nombre y reivindicar su peculiaridad.

Saludos

Prudencio Salces dijo...

En este caso sociológico de haber de designar un gentilicio para los supuestos pobladores de Talbania, nosotros nos quedamos con talbanero. Sin menoscabo de las talbaneras. No sabemos bien sobre desinencias en la formación o etimología de las palabras (aquí Pedro Jiménez Sillero, u otro entendido, tendría que echarnos una mano lingüística), pero al haberse producido la aparición en un libro que trata sobre el habla peculiar de un pueblo en particular, y procediendo esta imaginaria ciudad de las mismas entrañas de Montalbán, permítasenos la licencia de no admitir otros términos preconcebidos. En todo caso, para mencionar al colectivo preferiremos siempre “la talbanía”. Del mismo modo que, y por equiparación, se habla de la amazonía.

Gracias por tu sensata observación.

miguelangel dijo...

De todas formas quiero aclarar una confusión. Primero decir que no he leído “La república habanera”, y si antes era de obligada lectura, ahora más. Por otra parte, al igual que yo utilizo un pseudónimo en internet por no hablar demasiado de uno y crear cierto misterio, pensé que Talbania era pseudónimo de un sitio real, Montalbán, y no creí que se tratase de un lugar literario, fantástico e imaginario, basado en sus entrañas, como decís. De ahí que me considerase a mí mismo como hijo adoptivo de Talbania en vez de decir Montalbán, por si el autor quería guardar el anonimato del lugar.

Aclarada la confusión, si que me gustaría opinar sobre algo que Prudencio ha comentado en mi blog. Creo que cuando un artista, creador, dios, o como quiera llamarse, crea un concepto, una obra o un universo (o multiverso), llega un punto en que éste comienza a tomar vida propia sin que sea necesaria la intervención de su creador. Es normal por tanto que aquellos que se sientan identificados con la obra empiecen a considerarla como algo propio, sin menospreciar al autor, y esa obra, que en un principio se creó con una determinada imagen y concepto, acabe derivando en algo que el autor no podía ni imaginarse. Aunque siempre están ahí los derechos de autor, podemos decir que deja de ser algo suyo para convertirse en algo de sus admiradores. Por eso pienso que es importarte que antes que la creación derive por caminos no buscados, el autor debe delimitar el espacio. Y por supuesto es muy lógico que detrás de la creación de un mito, haya quien quiera formar parte de él.

Saludos

Anónimo dijo...

Estimado i75mara: El autor de "La república hablanera", que es un libro coral y montalbeño cien por cien, no tiene autoridad moral, ni mucho menos legal, de arrogarse los límites del habla que ahí se expresa. Si acaso sobre el término en cuestión, pero no es su deseo. Ahí aparece por primera vez, que yo sepa, la denominación de Talbania como el de una población legendaria anterior a la creación de Montalbán. Me place mucho que otros paisanos asuman este nombre imaginario porque así se incentiva el mito. De paso nos sirve, medianamente, de cachondeo intelectual (o intelectualoide), lo que no deja de ser sano y sobremanera propio de la condición del ser montalbeñil. Por eso Pruden celebró, junto a nosotros, en tu primera intervención esto de: «considero a Talbania mi patria de adopción». De puta madre.

Cuando descubrimos la bitácora “Talbanés” Pruden felicitó a su autor, porque contaba de Talbania (aproximadamente) como ya nos la imaginábamos para la puesta en escena, lo cual enriquecía el concepto y, en parte, purpurizaba su vanidad, pero le hizo ver que debiera indicar lo correcto sobre el proceder de la palabreja. Aparte de que uno sea un pelín quisquilloso, lo demás no tiene importancia. Todo sea porque la imaginación nos lleve al conocimiento de las cosas, y del hombre.

Silvestre Marín Cañete

miguelangel dijo...

Curioso lo del bolg "talbanés" .. no tenía ni idea. Tendré que echarle un vistazo. Cuando Prudencio comentó lo de alguien que se asignaba la autoría o que no mencionaba el origen del término no tenía claro a qué ser refería.. De todas formas ya mismo me veo nombres como : "Cocinas Talbania", y cosas por el estilo.

Un saludo

Anónimo dijo...

hola, sólo deciros que cuando elegí como pseudónimo el nombre Talbanés, lo hice porque siempre me encantó el nombre legendario de Talbania y entonces imaginé cual podría ser el gentilicio y por supuesto también como un pequeño homenaje a Prudencio, en ningún momento quiero decir que ese tenga que ser el gentilicio adecuado o correcto para Talbania, es simplemente el que se me ocurrió a mi en aquel momento. En lo referente a poner en mi blog el origen de la palabra Talbanés y enlazarlo con Prudencio pues si, es algo que se lo debo. Un abrazo.

Talbanés

Horacio Alejandro Aragón dijo...

"no dormir la atención de lo que os digo, la siesta se apodera del espacio pero sangra en los límites del odio, cruje en la integridad, llaga en el alma

él se llamaba Juan y su escopeta, y no era un hombre vil, sino humillado"


Habrá pasado en Talbania, pero es de una universalidad absoluta.
Este es uno de los mejores textos (completo, no sólo lo que extraje) del blog.

Pero, en rigor de verdad, es de excelencia la calidad de todo.

Y un placer leer.