muerto en Mauthausen
Transcurría el año 2005 y algunos países de Europa conmemoraron la liberación de los campos de exterminio nazis. El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, estuvo en Mauthausen depositando un ramo de flores en memoria de los republicanos españoles allí sacrificados, desaparecidos o asesinados. En la fotografía de portada de un influyente diario nacional hay junto al presidente un hombrecito cubierta la cabeza con una gorra de paño que fue uno de los sobrevivientes del horror: ese hombre es Alfonso Cañete Jiménez. El mismo que está en la foto adjunta mostrando una piedra.
El pueblo lo conoce por Alfonso el Corvino, no sabemos si el apodo le viene de los antepasados o se lo aplicaron a él mismamente sus coetáneos. Lo cierto es que el dolor y el sufrimiento no le engendraron el odio general como respuesta, sino una capacidad serena para resistir, para enfrentarse, y para dialogar de cualquier cosa. Preguntado por el motivo de la piedra, sencillamente nos dijo que se la trajo de aquel infierno y, con las debilidades de la edad ya luenga, no argumenta por qué la tiene y la muestra como una posesión o una herencia.
La piedra hiere, y mata, pero también sabe callar, soportar, arrostrar las mudanzas y los golpes; ¡cuánta expresividad hay en el silencio erigido de una piedra!
Ese año de marras de 2005 el Pleno Municipal de la localidad, y a petición del grupo de Izquierda Unida, aprobó poner una enseña conmemorativa, reviviscente, en el Parque de las Terremonteras de los dos paisanos que fueron esclavizados en Mauthausen. Porque Alfonso Cañete Jiménez sobrevivió, y aún vive entre nosotros, esperanzado, pensando, pero de José Araque Jiménez, que le acompañó en el infortunio de la derrota republicana y dio con su juventud en aquel campo de extermino, solo nos queda el recuerdo de quienes le conocieron y la memoria herida de no haber sido rehabilitado como luchador por la libertad.
Ahora es ya el último tercio de dos años después, 2007, pronunciado oficialmente el año de la Memoria Histórica, y el Ayuntamiento del pueblo, entonces gobernado por el PSOE y hogaño por Izquierda Unida, no sabemos si habrá movido un pelo para poner la piedra en el Parque de las Terremonteras. Esa piedra con nombres y apellidos, con las fechas precisas y un viento que se encrespe en nuestro saber y nos recuerde que hubo algunos hombres que murieron por defender España. Y que, por defender España, murieron en un país extraño de manera indigna. Infamante.
2 comentarios:
Sí señor, infamante...
Infamante que todavía hoy no seamos capaces de reconocer a nuestros héroes ni mártires: a aquellas personas que lucharon por la libertad y la democracia, que resistieron hasta el final, la barbarie de aquellos indecentes que se alzaron en armas contra el gobierno demócrata y soberano de la 2º Republica española.
Es infamante, que los herederos de los causantes de una de las mayores tragedias de la historia de nuestro país, nos nieguen el derecho a desenterrar del olvido a quienes no merecieron nunca terminar en una cuneta.
Queda claro, que en España hemos avanzado mucho, pero sólo exteriormente, a nivel económico, porque es imposible que 40 años de dictadura no hayan dejado huella.
O si no ¿cómo se explica que todavía hoy tengamos miedo a eliminar símbolos franquistas de nuestra plazas y calle y de no reconocer a los que combatieron a los sublevados?
¿Cómo se explica que la España de los multipropietarios, de los metehoras en el curro, de los viajantes de fin de semana y de los compratodo a golpe de préstamo, no seamos capaces de hablar con absoluta libertad, ni de curar esta herida? Sólo pensamos en cerrarla de una vez aunque sepamos que la infección sigue ahí.
Es infamante que en el resto de países europeos que han sufrido una dictadura como la nuestra, a nadie se le ocurra igualar el sufrimiento de los dos bandos y aquí sí, es infamante el peregrinaje de fascistas a la tumba del asesino Franco cada 18 de Julio, pero más infamante y peligroso es que estos fascistas se disfracen de demócratas, se presenten a las elecciones y que el pueblo llano, el mismo que seguramente tendrá algún abuelo enterrado en cualquier cuneta de nuestra geografía, les vote. Infamante.
Ana, subrayo por completo tu comentario.
Es vergonzante para una nación ver como decenas de años después han vuelto hombres y mujeres que defendieron la libertad, algunos primero contra Franco y los golpistas y a continuación contra Hitler para liberar Europa. En definitiva, pasaron los mejores años de sus vidas luchando por nuestra libertad y cuando finalmente consiguieron volver a su país, ni un reconocimiento, ni una simple palmadita en la espalda.
Imagino la rabia que sentiran al sentirse extranjeros en la tierra por la que lucharon.
Sin duda es una Vergüenza Nacional.
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