Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

miércoles, 5 de diciembre de 2007

El reserva





Una vez me invitaron a una boda de reserva. Sí, como lo oyes: de reserva. ¿Qué cómo se come eso? Vayas a pensarte que estoy hablando de broma, que tengo testigos. Vaya si tengo testigos: toda la pandilla lo sabe y cualquiera de ellos te lo puede asegurar como te lo estoy diciendo. Me invitó Fulano de Copas a la boda de su hijo, pero de reserva. La madre de Juanito el Borles se estaba muriendo, llevaba unos días agonizando pero no acababa de morirse, la pobre mujer. Entonces llegó Fulano y me dijo: Mira Juanluciano, que hemos echao las cuentas y no hay sitio pa tos en el salón. Que alguien tiene que quedarse atrás, y como tú estás soltero y te dará igual... Así que he pensao que como la madre del Borles se está muriendo, y como tú estás soltero, que si se muere antes de la boda él no va a querer ir, pues vas tú entonces en su sitio.

De ese modo me invitó un amigo a la boda de su hijo, de reserva.

¿Y sabes tú lo que hice yo? Me vestí con mi chaqueta y mi corbata, vaya que me puse el traje como pa ir a la boda sabiendo que la madre del Borles no se había muerto ese día, y me planté en la puerta del salón. Como te lo estoy contando. Pedí una silla y allí me estuve sentao hasta que salieron los amigos de comer.


Después se fueron todos, con sus mujeres, a tomar café an cá el Leoncio, pero yo, como estoy soltero, tiré para otro sitio. ¿Me comprendes?




Silvestre: ¿Y esto quieres tú que publiquemos?

Juan Luciano: ¿Por qué no? ¿No te parece suficientemente original?

Silvestre: La verdad es que no. Más me parece a mí esto un chiste de taberna, una de esas tantas anécdotas que cuenta la gente para pasar el rato, la gente ingeniosa o sin nada nuevo que decir pero que no quieren estar callados nunca y hablan por hablar.

Juan Luciano: ¿Quieres decir que no tengo nada nuevo que decir?

Silvestre: Quiero decir y digo que esto no es literatura, ni siquiera invención. Que es una anécdota que te ocurrió a ti y la cuentas sin contraste ni arista alguna.

Juan Luciano: ¿Piensas de verdad que mi relato, a fuer de corto, no supera el hecho anecdótico, ocurrente, raro?

Silvestre: Repito que esto no se equipara con las historias fabulosas que queremos contar para que Talbania crezca. ¿Dónde está aquí la magia, dónde la poesía, dónde el entrañamiento de la memoria?

Juan Luciano: ¿Y tú que dices, Pruden?

Pruden (bebe de su vino).

Silvestre: Si al menos hubieses puesto la foto de tu boda…



7 comentarios:

Victorio dijo...

Hola atod@s.

Casi a diario visito esta bitágora, y hoy me habéis trasladao a una escena que puede que la haya oido en persona. No sé... pero estas palabras me hacen recordar a un querido amigo que ya no anda por Talbania.

Os cuento mi impresión: Una tarde de esas lluviosas, donde el mover las fichas del dominó y echarle leña al chubesqui hacían pasar las horas a unos cuantos chavalillos y chavalones en la Peña Nuestro Tiempo, y entre éstos andaban los Pichas y los de la peña Los Meloneros de calle del Saco Fideos...

Al calor de la tarde, y pelao en la partida, va "Juanillo Botana" y nos arranca la risa al contarnos una de las tantas cosas que ha este buen hombre le pasaban. Esta de la "boda de reserva" puede ser una de esas tantas.

No se porqué, pero me trasladé allí, al leer este agradable relato.

Gracias "pariente" por regalarnos estas historias de nuestra Talbania.

Salú.

miguelangel dijo...

Hablando de bodorrios (no quiero decir que la boda que se menciona lo fuera..), siempre me han malcontado la anécdota del ilustre Cela infiltrado en una boa en Montalbán.. Que si la novia iba de luto.. Que si no sé cuántas anécdotas más ocurrieron.. Creo que era de un pariente de Juanaco (por cierto, nunca le he preguntado por esto). Creo además que se menciona en alguna obra de Cela, pero perdonad mi ignorancia si la desconozco (tanto los detalles de lo que aconteció, como de la obra en sí). Veo por tanto que existen tanto reservas como infiltrados.. como en el fútbol. Y es que siempre me han recordado las bodas a los encuentros amistosos (a veces no tanto), con sus animadores, sus cánticos, esas celebraciones de los besos de los protagonistas como si de un gol se tratara, pitidos por las calles,.. Bueno, lo dejo que me extiendo demasiado.

Salud !

Prudencio Salces dijo...

En efecto, Miguel Ángel, el supuesto paso de Cela por nuestro pueblo quedó registrado en su "Primer viaje andaluz. Notas de un vagabundaje" Editorial Noguer, 1961.

He ocupado un buen rato de esta tarde para copiarte el párrafo pertinente, porque lo transcribió en la Revista de Feria el poeta Fernando Serrano un año, pero no sé qué año y me he cansado. Lo lamento.

Ese suceso literario, la boda narrada por Cela en un libro, es de los pocos hitos extraordinarios de que podemos presumir en cuanto a que el nombre del pueblo figure, ya que no en los mapas de entonces, en las páginas de un libro de viajes, si bien que con tanta brevedad como incertidumbre. Porque las gentes de aquellas fechas no creen del todo que el tipo de boda a la que asiste el viajero no se corresponde fielmente con el modo que se practicaba entonces. De ahí tu desconcierto.

miguelangel dijo...

Gracias por el interés. Por lo que tengo entendido el nuevo cura ha estado investigando esta anécdota. Me hubiera gustado ver a Cela cual Labordeta, con su panzón y su talego, recorriendo las trochas de la Campiña, y apuntándose allá donde hubiera un buen plato de salmorejo.. o naranjas picás. Salud

Anónimo dijo...

Victorio, nos resulta halagador y emotivo tu comentario, pues no cabe duda que, como Silvestre le reprocha a Juan Luciano, es una anécdota común, simpatiquísima no obstante, que igual pudo ocurrirle al recordado Juanillo Botona. Yo sé en realidad a quien le ocurrió, y también se murió el hombre relativamente joven, pero eso es lo de menos para el caso que nos ocupa, solamente pretendemos que cualquier historia o suceso que dé idea de nuestra idiosincrasia colectiva podamos extenderla al mito imaginario de Talbania.
Gracias por visitarnos

¿Pero qué habrá pasado con la Viuda de Carlos III que nadie le ha dicho por ahí te pudras?

INNOVA-UNISEX dijo...

Me fascina oir hablar de las viejas historias de mi querida tierra Talbania,asi de original es,no de extrañar, anécdotas asi de divertidas...espero seguir escuchando de estos grandes poetas,esos bellos relatos, de tan bella tierra cordobesa.
Saludos a Prudencio, que lo recuerdo desde mi niñez,siempre en sus libros,de poetas,escritores,politica,y cultura...
me fascinaban las tardes que jugaba con Africa en su casa, la buena armonia que en su hogar respiraba,me deshinibia de la realidad, que en horas despues me esperaba.
Manuela Reyes.

Anónimo dijo...

Buenísima entrada Prudencio, jeje, me ha hecho sonreir de oreja a oreja a estas horas. Un saludo.