Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

lunes, 28 de enero de 2008

Taramear


Hace unos días, en la entrada titulada La noticia, empleamos el verbo taramear con función de curiosear, escudriñar, andar viendo y hurgando en asuntos ajenos. «Veremos cuando Remedios Rojas nos deje taramear en lo que nos concierne suyo». Resaltamos con ello la variedad creadora del habla coloquial de esta población, que no deja de inventarse términos para expresar de lo divino y de lo humano. Por más que busquen ustedes en el Diccionario no hallarán este vocablo, sino que lo más parecido es tarama (leña delgada, rama pequeña de olivo o de otro arbusto). Y ya sabemos para lo que puede servir una tarama; que cada cual le de el uso más conveniente. Pero aquí taramear, como queda dicho, se emplea para determinar una acción brujeril, metomentodo, para enterarse y comentar de la vida de los otros, algo no ilícito pero sí que muy propio del entretenimiento de la vida de los pueblos.

Este taramear es uno de los muchos términos coloquiales y particularmente local que no aparecen en La república hablanera, que sigue siendo, hasta el presente, el documento escrito más completo del habla de Montalbán de Córdoba. Lo más parecido que ahí podemos ver es el siguiente:

Tarameo. El taramazo es el golpe dado con una tarama, el tarameo sin embargo explica que hay movimientos o indicios sospechosos a tener en cuenta, tanto de algún peligro como de otra cualquier vicisitud. En una asamblea o reunión de mucha gente, por ejemplo, el curso de la misma se torna inadecuado, controvertido, y dice uno al que está a su lado: Aquí hay un tarameo que no me gusta nada, me voy a marchar. Un tejemaneje de mal gusto, en este caso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pruden y compañeros de bitácora, siempre sorprendiendonos. Me maravillo con la riqueza de estas páginas.
Un saludo de un lector asiduo.

Luis Quiñones Cervantes dijo...

Qué será lo que nos hace presos de las palabras. Qué misterio encerrarán. Qué historias. Ánimo. Estoy muy muy contento de verdad de que hayas vuelto a las andadas. Y aunque no es necesario decirlo públicamente, sí que tengo la necesidad de decírtelo públicamente, porque a través de internet esta es la única forma de gritarlo, que es lo que sale de dentro y punto.

Un abrazo.