A falta de nuevas ideas en el magín para sustentar, con cierta periodicidad como venía siendo, el escaparate de este blog, recurrimos a la complicidad de otro bloggero que nos dedica la siguiente meditación. Aquí aparece amputada por decisión personal, por lo que para leer completa la correspondiente entrada, ésta es la dirección:
http://tranquilamentehablando.blogspot.com/
sábado 7 de febrero de 2009
Poesía.
Últimamente dedico mis mañanas a intentar explicar qué es la poesía, a diseccionar los poemas como si de una pobre rana se tratasen en medio de un laboratorio que tiene palabras en vez de bisturís; y las palabras no matan aunque sí es cierto que pueden cortar y hacer mucho daño como el bisturí. Digo, querido Grice, que me he pasado las mañanas de la última semana hablando del ritmo, la repetición, la medida, la pausa, la metáfora, la personificación... ya sabes, exponiendo técnicamente las partes de las que se compone un poema, la estructura a través de la cual se va desarrollando el tema del poema, el vocabulario que usa el poeta, agrupado en redes isotópicas... ¡Qué frío! No puedo evitar estremecerme cuando ya he acabado de soltar la perorata. Es necesario, no cabe duda, nunca me bajaré de esa burra: para aprender hay que llenar la cabeza de datos, nada cae del cielo sino la lluvia, la nieve, el pedrisco... Es necesario, pero cuando llega la tarde y me siento a escuchar a un hombre serio con corbata y maletín hablarme de "procedimientos administrativos", de "órganos colegiados" y "estructura vertebradora integradora", no puedo sustraerme a una reflexión que, esta sí caída del cielo, me lleva a la conclusión de que la poesía es más, es algo esencial que está oculto por muchos rincones y aparece de pronto, inesperadamente, basta con saber mirar para que te sorprenda. Si te coge con un libro de poemas entre las manos, mejor; también era un poeta, creo, quien decía que la inspiración te llega mejor trabajando.
(…)
Nos produce mal humor el despertador cuando debería ser un motivo de inmenso júbilo poético despertar otra mañana sano y entero. Nos amarga la nieve porque cala y produce retrasos en vez de maravillarnos el melodioso caer de los copos y las toneladas de agua que nos van a dejar bajo tierra; ¿se acuerda alguien que "año de nieves año de bienes"? Nos irrita tener que esperar al autobús cuando es una oportunidad que el destino nos ha dado para poder abrir de nuevo el libro y empezar a leer o a escribir otro nuevo poema. Nos molestan tantas cosas que deberían ser un regalo. Y esto nos ocurre porque nos hemos olvidado de la poesía, de ese mirar las cosas desde dentro del alma y buscar su significado oculto, nuevo, personal y libre. Porque solo los que se sienten libres pueden conocer este milagro de que las palabras te vayan acompañando todo el tiempo y te susurren.
Y ahora que el frío persiste y el tiempo languidece entre jornadas de cháchara interminable, he empezado la lectura de un nuevo libro de poesía: El Mesto de Las Rosas. Es de un autor cordobés, Prudencio Salces, que algún día se ha dejado caer por nuestras conversaciones y ha pagado el café como un caballero con sus sabias intervenciones. Me preguntaba el otro día un chaval curioso que cómo respondería yo a la pregunta ¿qué es poesía? Se había leído el poema de Bécquer y se preguntaba en un afán muy poético cómo respondería él y cómo lo haría yo. Lo pienso y no sé muy bien lo que es poesía, pero la busco todos los días detrás de cada palabra leída y escuchada, hago como cuando era niño y levantaba las piedras en busca de esos gusanos que vivían ocultos en el reverso, atrapados, creía yo que a la espera de que alguien solidario les librase del peso de la piedra y les mostrase la luz del sol. Así los poemas viven ocultos entre las cosas y esperan que los corazones sensibles les liberen y saquen a la luz, aunque sea por un instante. No sé lo que es la poesía, pero sí sé que debemos seguir buscándola, como hace este poeta cordobés (igual que tantos otros) que está convirtiendo las esperas en los atascos bajo la nieve de los últimos días en algo tremendamente hermoso. Leí el viernes en una de sus páginas la petición que hace el poeta a los más jóvenes. Nos pide que no olvidemos un tiempo por el que pasó él y pasaron nuestros padres, un tiempo de prosa densa y dolorosa "aquí en España". Nos pide que guardemos la memoria. Y nos lo pide así: "No olvidadlo en la penumbra feliz de vuestros besos". Ya sé lo que le voy a responder el lunes al chaval curioso.
Gracias por los poemas Pruden y perdona la libertad que me he tomado de reproducir aquí tus buenas palabras.
Leech.
http://tranquilamentehablando.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario