Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

viernes, 27 de marzo de 2009

¿Cómo sería?


Mañana, 28 de marzo, hará 67 años que murió Miguel Hernández. Pero no dejaremos que se olvide su obra. Volvemos a exaltar su vida, su modo de vivir, y su escritura. Aunque es conocido más como poeta trágico y político, el tiempo va haciendo que los lectores conozcamos la amplia gama de su producción. Para nada fue un poeta excluyente.

A decir de José Hierro, el soneto 4 de El rayo que no cesa que copiamos a continuación, es uno de los más hermosos entre toda la poesía erótica española. Se condensan en él la tensión de las emociones juveniles y la frescura del lenguaje más original. Los estudiosos refieren que el tema de este soneto surgió cuando, siendo recién novios Miguel y Josefina, él quería besarla y ella, joven y casta y pueblerina pobre, se defendió tirándole un limón que llegó a herirlo. Como corresponde, al ver “el limonado hecho”, la joven se partía de risa. Naturalmente a él se le aflojaría el deseo al verse la sangre.





Soneto 4 de El rayo que no cesa

Me tiraste un limón, y tan amargo
con una mano cálida, y tan pura,
que no menoscabó su arquitectura
y probé su amargura sin embargo.

Con el golpe amarillo, de un letargo
dulce pasó a una ansiosa calentura
mi sangre, que sintió una mordedura
de una punta de seno duro y largo.

Pero al mirarte y verte la sonrisa
que te produjo el limonado hecho,
a mi voraz malicia tan ajena,

se me durmió la sangre en la camisa,
y se volvió el poroso y áureo pecho
una picuda y deslumbrante pena.



Escena de la obra teatral Miguel Hernández, de Julio Salvatierra.
Compañía Teatro Merididonal.
ACTORES: Álvaro Lavín, Esteban Pico, Oscar Sánchez Zafra, Paloma Vidal, Susana Hernáiz, Marina Szerezevsky.
DIRECCIÓN: Marina Szerezevsky, Álvaro Lavín.

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