Las ganas de mear se confabulan
con el sol de ahí afuera,
se hacen más insolentes, ya no espera
mi vejiga el retiro del retrete.
Los estudiantes sobre los exámenes
que no acaban, ¡por dios!,
¡ya van más de seis horas!, son las dos
y no es cosa de hacerlo en el bufete.
Bien podría mearme en el pasillo,
bien podría mearme en otra clase
como quien se despista un momentillo.
No aguanto más, me meo en los calzones,
aprieto fuerte el culo, a ver si evito
ofender con orines mis cojones.
4 comentarios:
Bonita poesía aunque de lectura un poco angustiosa porque no para uno de imaginar el agobio que debió sentir ese profesor en esos momentos de obligada continencia urinaria... ¿tiene algo de verídico este poema Pruden?... saludos!!
Talbanés
http://talbanes.spaces.live.com/
Naturalmente, amigo. Todos los poemas que no son Poesía parten de una anécdota verídica o de un deseo verosímil de comunicar algo.
yo conocí a un profesor, ya jubilado, con ese problema; y lo resolvió de una manera muy lógica y útil para casi todo el mundo... pos resulta que siempre ponía exámenes al lado de la biblioteca...era una biblioteca pequeña que nadie sabe por qué tenía un baño dentro, justo al lado de la fotocopiadora. El pobre venía con un folio, como quien va a sacar una copia, y aprovechaba para sus otros menesteres; lamentablemente la limpiadora y los que trabajábamos allí sabíamos y respetábamos su problema. Ella lo limpiaba con resignación y nosotros íbamos al pipí donde los alumnos; porque el pobre, no atinaba casi nunca. por su parte, los alumnos aprovechaban para sacar unas notas impresionantes.
Cecilia, desde otra dimensión del tiempo y el espacio
Gracias Pruden por hacernos gozar de esta manera tan especial de tu poesia.desde la rambla un abrazo.
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