Un amigo me ha enviado hoy un razonamiento contra la guerra. Es algo sustancial, básico, pero cuyas medidas propuestas ningún gobierno compartirá y por eso su valor. Solo me he permitido ponerle el título, no decir su nombre como me ha pedido. Este es el texto:
Nunca comprenderé, o mejor dicho compartiré, la forma de abordar los conflictos bélicos.
En Afganistán por ejemplo: nunca es la guerra la solución. Cada muerto genera odio de por vida y justifica la respuesta violenta. Con la sinrazón del fundamentalismo, si algún día tienen poder destructivo, nos vamos todos a la mierda.
La primera medida tendría que ser la prohibición de la venta de armas a los lugares en conflicto real o potencial.
La segunda, potenciar el diálogo mediante interlocutores. Que cada uno diga lo que quiere, lo que no quiere, que se posicionen, que planteen soluciones...
La tercera sería fomentar la implicación de la población en su estado vital, preguntarles por sus sueños..., dotarlos de medios para que puedan luchar por sus ilusiones. Porque supongo que en un país en guerra las personas tendrán otras ilusiones que no sean matar o morir…
En la base de todos los conflictos están los adoctrinamientos y la cultura es el antídoto.
Controlando las fronteras, ayudando a la población civil, potenciando el acceso a los medios imparciales de información: libros, Internet, cine, televisión, radio, agricultura, infraestruc-turas, educación…, que conozcan otros mundos, proporcionarles intercambios, y si es necesario una gran marea verde...
¿No estamos tan sensibilizados ante la destrucción del Planeta por el cambio climático, por el desastre del medio ambiente? La guerra y sus consecuencias, el hambre y la despersonalización del individuo, es el mayor peligro de la humanidad.
Cada gota de sangre derramada es un fracaso de la inteligencia humana.
En Afganistán por ejemplo: nunca es la guerra la solución. Cada muerto genera odio de por vida y justifica la respuesta violenta. Con la sinrazón del fundamentalismo, si algún día tienen poder destructivo, nos vamos todos a la mierda.
La primera medida tendría que ser la prohibición de la venta de armas a los lugares en conflicto real o potencial.
La segunda, potenciar el diálogo mediante interlocutores. Que cada uno diga lo que quiere, lo que no quiere, que se posicionen, que planteen soluciones...
La tercera sería fomentar la implicación de la población en su estado vital, preguntarles por sus sueños..., dotarlos de medios para que puedan luchar por sus ilusiones. Porque supongo que en un país en guerra las personas tendrán otras ilusiones que no sean matar o morir…
En la base de todos los conflictos están los adoctrinamientos y la cultura es el antídoto.
Controlando las fronteras, ayudando a la población civil, potenciando el acceso a los medios imparciales de información: libros, Internet, cine, televisión, radio, agricultura, infraestruc-turas, educación…, que conozcan otros mundos, proporcionarles intercambios, y si es necesario una gran marea verde...
¿No estamos tan sensibilizados ante la destrucción del Planeta por el cambio climático, por el desastre del medio ambiente? La guerra y sus consecuencias, el hambre y la despersonalización del individuo, es el mayor peligro de la humanidad.
Cada gota de sangre derramada es un fracaso de la inteligencia humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario