Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno;
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.
De su libro Sonetos espirituales (1914-1915)En Antología poética, Editorial Magisterio Español, S. A., 1968
El soneto aparece en esta edición con la palabra Amor (en versalita) en el ángulo inferior derecho
3 comentarios:
por lo de santander voy a decir gerardo diego porque se parece al del ciprés de silos
Pues no, señor anónimo. Parece que has picado en la pista falsa: la de la negrita y mayúscula donde se dice de Santander, ¿es así? Gerardo Diego era de esa ciudad y...
Pediría que pusierais algún seña donde localizar al posible ganador, o ganadora. Sino, ¿cómo entregar las entradas?
Muchas gracias
Precioso soneto del gran poeta Juan Ramón Jiménez. Un saludo Pruden.
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