Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

martes, 28 de septiembre de 2010

A propósito de Perito en lunas ha escrito Concha Zardoya —una de las más finas inteligencias críticas de nuestra literatura, y que además conoce a Hernández muy a fondo— que el poeta:

[…] procura eliminar la rudeza original que cree poseer y lo consigue plenamente. Es el hombre de la tierra que aspira a las formas de expresión más cultas, incluso a las más alquitaradas. Cuando Miguel escribe este libro está superando una tragedia: la del poeta sin cultura que aspira a las formas más elevadas del pensamiento y del arte. Ningún crítico ha advertido en este libro lo que hay en él de drama humano. Si hubieran visto la casa en que vivió Miguel, habrían comprendido esta su primera reacción contra el estiércol que le rodeaba.

(Poesía española contemporánea, pág. 647)

En una prosa escrita en los años mismos en que preparaba Perito en lunas, titulada «Miguel y mártir» (que permaneció inédita hasta que Concha Zardoya la publicó en el libro citado), escribe:

¡Todos! los días elevo hasta mi dignidad las boñigas de las cuadras del ganado, a las cuales paso la brocha de palma y caña de la limpieza.

¡Todos! los días se elevan hasta mi dignidad las ubres a que desciendo para producir espumas, pompas transeúntes de la leche; el agua baja y baja del pozo; la situación crítica de la función de mi vida, más fea por malponiente y por oliente; los obstáculos de estiércol con que tropiezo y que erizan el camino que va de mi casa a mi huerto; las cosas que toco; los seres a quienes concedo mi palabra de imágenes; las tentaciones en que caigo.

¡Todos los días! me estoy santificando, martirizado y mudo.

Y Concha Zardoya comenta:

Desde este momento, toda la vida de Miguel será un constante esfuerzo por elevar hasta su dignidad interior y hasta ese plano de hermosura superior todas las cosas feas y tristes que cercaron su existencia. Ahora, más que pastor de las cabras paternas, será «lunicultor», «perito en lunas».

Tomado de José Antonio Serrano Segura: http://jaserrano.nom.es/mhdez/



Octava I Suicida en cierne.

A lo caña silbada de artificio,
rastro, si no evasión, de un suceso,
bajaré contra el peso de mi peso:
simulación del náutico ejercicio.
Bien cercén del azar, bien precipicio,
me desamparará el azul ileso:
no la pita, que tal vez a cercenes
me impida reflejar sierra en mis sienes.

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