Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

martes, 31 de mayo de 2011

Opúsculos


Dedicado a mis primos Marcos Arzúa Barbosa, de Brasil; Carmela Haydée González, que vive en Buenos Aires luchando, amando, esperando; a César Antonio Farías, buen chileno; a José Raúl Fraguela Martínez, cubano de Vueltabajo que anda resistiendo lo suyo; a Elena Rivas, gallega y hernandiana; y a mi sobrino en Alemania Antonio. Cada uno a su modo hacen la Spanish revolution


Esta palabra de sonido repelente se refiere a una obra científica o literaria de poca extensión. Es decir, se trata de un librito pequeño que no por ello ha de ser un libro sin importancia. En su campo semántico se le denomina también panfleto porque su literatura no se anda por las ramas de la delicadeza emocional.

El Príncipe, de Maquiavelo, aunque no muy corto de paginación, tanto o más que un opúsculo aprovechable por la persona a quien fue dedicado, sigue siendo el manual de todo tirano que se precie aunque actúe bajo el auspicio de Mamá Democracia, como fue el caso de presidente Bush, y tantos de su calaña, como el Rey de Marruecos, por no merendarnos a ninguno más por ahora.

El Principito, sin embargo, podemos considerarlo otro opúsculo pero de muy diferente catadura, porque su calado popular sigue sembrando sueños y entusiasmo en los lectores de buen dormir.

Muy otra fue la semilla que sembró a lo largo de casi todo el mundo El manifiesto comunista, de Marx y Engel. Este es el panfleto por antonomasia, reconocido así primero que nadie por sus enemigos, porque, además de no andarse por las ramas de las sutilezas económicas, sirvió de base al movimiento obrero de ideología socialista.

El más reciente opúsculo en llegarnos, tal vez podamos decir que es el titulado ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel y con prólogo de José Luis Sampedro, este santo varón de verbo limpio.

Algo debe haber influido este ya famoso opúsculo en los movimientos pacíficos iniciados el 15 de mayo cuando a sí mismo los definen la escasa prensa y telediarios que dan cuenta de sus actos: los indignados continuarán acampados, se limitan a decir. Ya es algo.

Pues bien, para quien aún no haya leído este librito, ¡Indignaos!, esto es lo que su autor escribe A los lectores españoles:


«Considero de especial relevancia que mi llamamiento a comprometerse, indignarse, resistir a aquello inaceptable, alcance a la joven generación de esa España que ha tenido tanto que afrontar y que es rica, hoy día, en su diversidad cultural y lingüística. Le estoy muy agradecido al apoyo que ha dado a la causa palestina, que se muestra cada vez más partidaria de una resistencia no violenta. La inercia cómplice de una Unión Europea pusilánime va contra nuestros intereses a largo plazo y contra la paz a medio plazo. La España rebelde y valiente de siempre puede favorecer este impulso hacia una Europa cultural, fraternal, y no una Europa al servicio de una financiación del mundo».

Stéphane Hessel

3 comentarios:

Carmela dijo...

En algunas librerías de la city porteña hay algunos carteles con el imperativo :"Indignáos" y el nombre de Hessel.
Los vimos hoy.

Y fue como ver la luz asomando por un resquicio para sacudirnos la decepción y abrazar el piolín de la esperanza.
La inercia siempre es peligrosa.La indolencia , también.
El reclamo de los pueblos merece ser escuchado .En cualquier latitud .
"La España valiente de siempre..."lucha,ama,siente y cree que la indignación siempre vale la pena.
Desde cualquier punto del planeta , de alguna manera,hacemos la Spanish Revolution.Tienes razón.
Un enorme abrazo, Pruden.

Carmela dijo...

"El hombre trabaja, inventa,lucha, canta...Pero el Viento es el que organiza y selecciona las hazañas,los milagros, las canciones.

El viento es un exigente cosechero,
el que elige el trigo,la uva y el verso...
el que sella el buen pan,
el buen vino
y el poema eterno..."
-León Felipe -
El viento, "amigo y trajinero",llega hasta aquí y nos canta que hay voces que no renuncian a la posibilidad de renovación .
Abrazo.

Pruden dijo...

Prima Carmela, nadie como tú en la solidaridad y en la emoción que recoges de los sucesos cambiantes de la vida, de los poetas nuestros que nos llevan de la mano. Salud