Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

sábado, 2 de julio de 2011

DOS EJEMPLOS DE CÓMO ES LA REPÚBLICA HABLANERA

En lugar de explicar nada, para los que la desconozcan, damos dos muestras de cómo están redactadas las entradas en este libro.


Acemite. El acemite es, entre otras menudencias, un «potaje de trigo tostado y medio molido» que ningún lector, entrado en años, de este glosario desconocerá. Fue recurrente para engañar el hambre porque, al parecer, se componía más de las granzas del trigo que del propio cereal. No se trata pues de una palabra peculiar, sino de un hecho social en una época determinada de la historia local. Un hecho que afectó en mayor medida al grupo de la población más pobre. El acemite, tal vez como las algarrobas y otros productos de escaso valor, pero nutrientes y fáciles de conseguir, restauraron los estómagos, aplacaron mucha gazuza en épocas de escasez. Tanto es así que hasta los niños, tan receptivos de las costumbres como moldeados por el medio, se hacían eco de sus propiedades en sus juegos y en las canciones ingenuas. Como la que sigue:

                             Hay pipas saladas
                             no mantienen pero entretienen
                             el que las prueba repite
                             la barriga no engorda y el estómago lo admite
                             el que las quiera las compre y el que no
                             que se vaya a su casa y coma acemite.



Angarillas. La angarilla es un instrumento que pertenece al español absoluto, con sus distintas modalidades y usos para el transporte, por lo que no ofrece nada de particular al habla montalbeña sino por la sutil e inexplicable expresión echar las angarillas, que nos conduce al hecho de cubrir un hombre a su mujer. Cubrirla no con el paraguas bajo la lluvia, sino en el mejor sentido bíblico, lo que es decir ni más ni menos que hacerle el amor. Esta extrañísima manera de mencionar la relación carnal se suele emplear a modo de chanza, sin presunción, entre amigos de confianza, y más que para resaltar la virilidad de uno, con el sentido de haber de cumplir una obligación, la matrimonial. De modo que si estando en la taberna la charla se alarga demasiado y alguien pide otra ronda, puede que a un contertulio se le ocurra decir: ─Venga hombre, vámanos ya, que todavía tenemos que echar las angarillas. Por lo que la expresión contiene asimismo un matiz de cordialidad más que de alarde varonil. Así como si otro llega tarde al trabajo se le endilga socarronamente: ─¿Qué, que te has parado a echar las angarillas, no? Esta enigmática manera de renombrar el acto sexual, infiere pensar que proceda de cuando se barcinaba por la noche, pues que igual el hombre tendría que dejar la briega del tálamo para echar las angarillas a los mulos e ir por las gavillas de la parva siguiente. Empero, la invención es harto rebuscada. Otras maneras expresivas de esta jaez vienen siendo: ponerla mirando para Antequera; darle carena; ir a Canillas; azumbar castañas(v)... Por demás, otra expresión local bien distinta es decir de alguien que le caben las angarillas cuando goza de buena disposición para recibir bromas, que tiene las espaldas anchas y buen temple. Por el contrario, no le caben las angarillas al individuo que tiene mal humor, que no admite bromas, ni pesadas ni de las buenas. Que es un tipo repeloso. ¿Qué relación buscarle a ese instrumento de transporte con tan dispares comportamientos humanos?

1 comentario:

Talbanés dijo...

Hola Pruden, como bien sabes la palabra "Angarilla" tiene un especial significado para mi, porque ese era el mote de mi abuelo paterno, Andrés Ruz Nieto. Y te voy a contar por qué motivo se lo pusieron. Fue siendo él muy niño, (mediados de los años 20 imagino) estaban en la escuela aprendiendo las primeras letras y cuando llegó el turno de la "B" el maestro dibujó dicha consonante bien grande en la pizarra, a lo que mi abuelo sin poder aguantarse y con toda naturalidad dijo: "¡ño! ¡si eso parece unas angarillas!".

PD: gran labor la que has hecho y haces con tus repúblicas hablaneras, un abrazo.