Ayer volví al valle de Campoo de Suso, donde el Ibar se hizo Iberia, donde España continúa naciendo en un manantial umbrío que la geografía ha llamado, con belleza y raíz, Fontibre. El auto me llevó hasta Brañavieja, territorio del oso pardo y estación de esquí. Pa cuando nieva. Ni una nota al cuaderno. Hay emociones en la vida de los paisajes que un hombre elemental como el que ahora recuenta no tiene palabras que añadir. ¿Será verdad que desde aquí transmigran mis ancestros? ¿O será más al norte? ¿Más al este? ¿Más al oeste? Ah, las dudas, las dudas de esta sentimentalidad de secano bajo cuarenta grados de calor diarios. Y diariamente, que diría don Benito Pérez Galdós (éste sí que merece llamarse Benedicto). Hasta que septiembre, u octubre, o los manes de la meteorología, lo remedien.
A mi amigo Talbanés, que aún no ha visto esta luz, sus caricias callando, callandito
1 comentario:
Muchas gracias por esa dedicatoria amigo Pruden. Intento imaginarme aquellos paisajes, aquellas brumas... o mejor dicho, recuerdo con nostalgia mis paseos por los frondosos valles asturianos junto al río Nalón..., y no se por qué pero los disfrutaba aún más comtemplándolos, sintiéndolos en soledad.Hoy hemos tenido 37 grados en Talbania, no te digo más. Un saludo desde la campiña y sus ardores estivales. Cuídate.
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