Evgueni Stuchenko: A la izquierda muchachos, a la izquierda, pero nunca más a la izquierda de vuest

viernes, 11 de noviembre de 2011

De la coherencia municipal y el ejercicio religioso




La coherencia de un alcalde, de izquierdas o de derechas, no consiste en llevarse bien con todo el mundo, sino en practicar una política que no perjudique a nadie. “Llevarse bien con todo el mundo” (esa muletilla pegajosa como una insípida canción de verano) un alcalde es un argumento más bien mezquino que transitable. No obstante, hay quien piensa que eso es ser inteligente. Pienso esto porque un comportamiento de tal categoría exige, por el lado individual, la renuncia de una parte de nuestra personalidad. Nuestro criterio. Eso conlleva hacer dejación de las ideas colectivas de grupo, si no ya revolucionarias en el caso de las izquierdas, sí por lo menos que pretenden gobernar la sociedad sin coerciones de los poderosos. Esa condescendencia de “buena persona” no es una actitud válidamente política, sino oportunista. Ser buena persona es un valor y una virtud pero desconsiderada hoy día; sin embargo, ser oportunista es siempre una trampa. El antagonismo de ambos melindres es el buen gobernante.

            Pienso que un alcalde, en este caso de izquierdas, que además no es católico practicante de principio, no tiene por qué ir a la misa del santo patrón por la socarronería de complacer una invitación, por más sincera que pueda ser. Hubo un tiempo una vez aquí en España que se llamó franquismo, sinónimo de muchas incongruencias dañinas, y una de ellas fue parangonar la Iglesia con el Estado porque lo dijeron las pistolas. Los alcaldes, les cupiera o no el aparejo, tenían que ir con su cetro y bien vestidos detrás de las procesiones religiosas. Pero tiene que entrarnos en la mollera que desde 1978 el plato no es el mismo, ni de lentejas ni de pólvora. El epígrafe 3 del Artículo 16 de la Constitución Española sobre Libertad ideológica y religiosa dice primeramente que «Ninguna confesión tendrá carácter estatal».

            Este precepto deberíamos asumirlo todos sin menoscabo del respeto mutuo. Digo todos y me refiero a todos los españoles.

            Ocurre que la Iglesia sigue teniendo en la sociedad más poder que los propios ayuntamientos. Esto es una verdad “pecaminosa”. Por eso algunos alcaldes, aunque sean creyentes, que además en su programa electoral no mencionan ni una palabra sobre el particular, se ven abocados a una de las dos “obligaciones” a cual más abyecta cuando la Iglesia lo invita o le pide algo: hacer de tripas corazón o mirar para otro lado. Esto es ser, a la fuerza, buena persona y llevarse bien con todo el mundo. La inteligencia, pues, se merma cuando solo se usa para rebuscar votos practicando el oportunismo.

            Pero el alcalde ha de ser coherente con su pensamiento y respetar las ideas de su grupo. Si un alcalde, como el actual de nuestro pueblo, Montalbán de Córdoba, permite que la Iglesia monte su altar el día del Corpus en la puerta del Ayuntamiento, pienso que está haciendo dejación de sus principios ideológicos, por un lado, y, por otro, saltándose a la torera el derecho que le atribuye la Constitución Española a no mezclar las burras con los merinos.

            ¿Se pondrá un buen día la Iglesia la mano en su pecho, que ha de tenerlo en algún lugar, para dejar de presionar a los alcaldes con el uso de la vía pública y los edificios estatales? Y los alcaldes, ¿leerán un día venturoso la Constitución Española y levantarán la mente para, apoyándose en ella, que la Iglesia no les pise su terreno?

            El mencionado Artículo 16, en su tercer exergo concluye: «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.»  

Pero ojo: que cooperar no es poner la cama.

Porque esa endeble costumbre de poner el Ayuntamiento, su dinero y su personal, al servicio de la Semana Santa para quedar “en bien” con todo el mundo, creo recordar que se inició durante las dos legislaturas que el PSOE gobernó Montalbán. Me refiero a la cartelería y su distribución. Es bonito que esas fiestas se anuncien con un buen cartel en todos los escaparates del pueblo menos en uno, porque las cofradías las componen personas que, naturalmente, persiguen el mejor lucimiento de la cosa y una gran mayoría de la sociedad participa del jolgorio primaveral bajo la liturgia católica. Pero, considero, para eso tal vez se basten las cofradías.

            Que España es un país católico tenemos que admitirlo incluidos los agnósticos y ateos, pese al talento equivocado un día de don Manuel Azaña, pero también sería estupendo, antes de tocar las arcas municipales, que cada perrito se lamiera su hociquito. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué razón tienes Pruden. Totalmente de acuerdo contigo. La figura del alcalde ha de tener valor para enfrentarse a la Iglesia porque esta en su derecho de no dar ni un duro, que se autogestione y punto...
Un abrazo y salud

otro anónimo ¡ea! dijo...

Cuanta razón tienes anónimo. Me pido lo mismo para partidos politicos, sindicatos y CEOE, que se autogestionen con los dineros de sus afiliados y punto.

Prudencio Salces dijo...

Puestos a pedir, pienso que los políticos son las personas electas que nos gobiernan y eso de algún modo hay que pagarlo, no digo yo que con tanta demasía incontrolada y con el permiso para el mangoneo. En cuanto a los sindicatos y la CEOE, eso es harina de otro costal para el que no tengo fuerza, pero entiendo que, en un sistema democrático como el nuestro, ellos vienen a ser los representantes legales para abordar las cuestiones laborales del país junto con el gobierno cuando las situaciones se ponen negras. Porque si no, qué seria de los trabajadores sin sus convenios colectivos amparados por ley, y qué seria de los empresarios si no fuesen correligionarios en la organización del trabajo, pues pienso que andarían con la bartola al aire y la fusta en la mano como en tiempos no tan remotos cuendo los sindicatos eran ilegales y el mundo del trabajo no se regulaba por ley, sino por decreto vertical.

Espero que esta breve reflexión a vuela pluma, estimado señor Anónimo Segundo, nos pueda servir para que los razonamientos de cada cual no se conviertan en lances de esgrima según la clase social a la que pertenece cada uno. Ea, que haya avenancia y criterios para todos

luis dijo...

Hablas de coherencia, pero existe tan poco en el mundo. Quizás la exigencia sea solamente, la que podamos hacerlo, intentarlo con vehemencia. No hace falta nada más que poner la tele o ver un periódico para darse cuenta de lo que escasea.

Los recortes ahora se llaman redistribución de los recursos, y hacer del perrillo faldero de un obispo "colaborar" con la Iglesia. Ser socialista "hacer ajustes" y la "responsabilidad" bajarse los pantalones ante los merkeldos.

egandalf dijo...

O sea que el alcalde comunista representa a los comunistas y no a la totalidad de los ciudadanos. Y debe prohibir todo lo que no sea alabanza a Marx y festejos republicanos. Interesante... Aunque no me extraña.