· En el Pueblo de Bujeo se han
implantado grandes logros civiles y avances sociales desde que se instauró la
democracia en El Pueblo de Bujeo.
·
A ojo de buen cubero, no hay
casi ningún infeliz ni desgraciado en El Pueblo de Bujeo.
· Se han ensanchado las aceras
de todas las calles estrechas de El Pueblo de Bujeo, de modo que se prioriza al
ciudadano el derecho y la seguridad para caminar, restringiendo la velocidad y
el ruido de los vehículos a motor que eran la hostia.
·
Todavía existe la fantasía en
El Pueblo de Bujeo.
· En El Pueblo de Bujeo las
personas sensatas, que son la mayoría, se han desprendido de las obligaciones
irracionales. Han dejado de asistir a comilonas de bautismos, comuniones, bodas
y navideñas que no les apetezcan. Y nadie se siente ofendido en El Pueblo de
Bujeo.
·
La concordia y la tolerancia,
en El Pueblo de Bujeo, es un hecho imprimible.
· Los días de fiestas
patronales, patrias o religiosas, los ciudadanos de El Pueblo de Bujeo ya no
ven la necesidad de concurrir bien afeitados, y las mujeres, excepcionalmente,
han superado la neura de estrenar vestido, zapatos, bolso, collares y
chismorreos para cada ocasión. Van como se las arreglan por El Pueblo de Bujeo.
· Es un fruto sin par, y
exportable, esta felicidad sencilla que se respira ahora en las congregaciones
de El Pueblo de Bujeo.
· Adelantándose a los demás
pueblos de la república y del reino, los jóvenes de El Pueblo de Bujeo han
dejado de usar las calles como circuito de carretas con sus motos y coches
nuevos. Son unos hijos benditos.
· En fin, todos votan sin
rencor ni mala uva en El Pueblo de Bujeo cuando hay que elegir un nuevo alcalde
que gobierne la amena civilidad que signa al Pueblo de Bujeo. Ni en prosa ni en
verso existen ya partidos políticos, sino grupos ideológicos enraizados en
perpetuar la convivencia de El Pueblo de Bujeo.
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