Mikono wa Damu, "el hombre con las manos manchadas de sangre", dijeron en swahili, era en la oscura realidad de los conquistadores europeos Carl Peters, y era valiente y brutal hasta la condición pendeja de agredir el orden singular de las personas, el vuelo equinoccial de la cigüeña y el agua de la luna en sus orígenes, por eso, tantos años después de haberse muerto, inevitablemente, Hitler condecoró su pálido y turbio y vil recuerdo con la infamia de tenerlo a su lado, porque aquel cazador nacido en Hannover, entre sus aventuras inauditas, entre las más insignes, ofendió, fustigó, pateó hasta la muerte a su hermosa esclava, que le hacía de amante en las zozobras de distancia canina, mientras la maldecía asegurándole: en tus brazos de ayer tuve la suerte de enseñarme a amar, y eso ocurrió en Talbania, en la desconsolada plenitud de aquella tarde bajo el Kilimanjaro
2 comentarios:
Esta décima va por usted, maestro:
Se agudizan mis sentidos
de saberle pluma en mano,
y le declaro mi hermano
de versos enardecidos;
abiertos, recien paridos,
sin perseguir otra meta
que volar como cometa
de vocación navegante.
Siga su verbo adelante
Prudencio Salces...POETA.
Ana Estepa.
Varias cosas:
-Enhorabuena por el blog, veo que llegas con mucha fuerza, actualizando a menudo.
Estos momentos de música escrita nos harán bien ante el trajín diario.
-Preciosa la poesía de Ana Estepa de vuelta.
-Como sugerencia a tus visitantes que se den de alta en una cuenta y asi no aparecerán como anónimos, también tu puedes contestarle en los comentarios creando asi un poco de foro.
-Animo y al lio.
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