Hoy, 24 y domingo de febrero, un día hermoso para sentirlo entre pecho y espalda, abro con los efluvios del aguardiente este chisme llamado ordenador y entro en el blog antes de nada. ¡1000! Esta costumbre tonta de mirarse el ombligo que tenemos los hombres y mujeres aunque arrecien las hordas de las campañas maniqueas, bipartidistas y estranguladoras del pensamiento lúcido.
Ayer ganó el Sevilla cinco a cero. Zaragoza tendrá su exposición universal este año de marras y Raúl jugará en ese campeonato a la vista del verano. Los turcos han matado nosecuantos kurdos, ¿qué tendrá ese pueblo ni asiático ni europeo al que todos masacran? ¿Qué ocurrirá en Kosovo? Pero el número mil de visitantes, desde el día de los santos inocentes hasta acá, me ha dado esa alegría miserable de que nadie comenta lo que escribo. ¡Montalbán! ¡El Aocho! ¡Repajera! Talbania y su delito de apenas existir en las ensoñaciones del invierno acabándose.
¡Mil visitantes! ¡Brindemos! Silvestre allá en Madrid está leyendo El retrato de Sophie Hoffman, me lo dijo ayer noche: «Un libro que estremece por su ritmo y la desesperanza de tres hombres diversos por ser al mismo tiempo poseedores de la belleza ingrata. ¡Tienes que leerlo, Pruden! Era la España múltiple de aquel tiempo que domina tus sueños». ¿Y el autor? ¿En qué editorial?, le pregunto sin ganas de saber más derrotas. «Búscalo en Internet», me dijo con su sorna en el descanso del partido de fútbol.
4 comentarios:
Como ves muchos son los que te observan en silencio.. Y no siempre sabe uno qué decir. En muchos momentos me viene a la cabeza el chiste del caballero que ve a una mujer bellísima, como la abrumadora Aitana, sentada en una cafetería, y le dice: “Es usted la mujer más hermosa y elegante que he visto en mi vida. Me fascinan esos ojos, esa boca, esa forma de vestir. La amo, se lo juro. Pero respóndame, por favor. Dígame algo”. Y la otra contesta: “¿Pa qué?… ¿Pa cagarla?”
Salud
Por cierto: hoy estoy lento de reflejos. No he prestado la suficiente atención a la obra que nos recomendáis, supongo que ensimismado con la mirada de Aitana. Y ahora recuerdo que ayer mismo me hablaron de este autor, entre vapores de gin tonic y música de Hombres G. La verdad, de lo que se habló sólo entendí "Luis Quiñones" y "libro" .. Bastante fue en aquel pandemónium. Y ahora comprendo (Juanaco, pixa, no te escuché bien..). Atenderemos a la curiosidad, eso sí, antes espero una crítica como se merece por parte de los autores de esta bitácora.
Junto con Silvestre aquí en Madrid, al que acogemos con tanto gusto como leemos la novela de Luis Quiñones, participamos del ritmo del contador de esta bitácora y muy de vez en cuando dejemos huella en estos comentarios. Menos veces de los que se merece, sin duda, porque tus textos dicen mucho y quienes no somos muy duchos con la escritura nos abrumamos ante las emociones que nos provoca el leerte sin saber cómo hacerlas públicas.
Besos, padre Pruden.
Hola Talbanés
Iba a quedarme al margen. Quizás no era el lugar más apropiado este post para que escribiese también aquí. Pero no he podido evitarlo. Realmente guapa. Gracias por este gratuitio espacio publicitario. Un abrazo.
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