Amo
los mundos perdidos
pero
también los que hemos conservado
a
expensas de que el agua, que la lluvia
se
vuelque en el fragor de las encinas.
Quiero
decir que hay hombres
perdidos
para siempre, ya para siempre muertos
para
un abrazo o brindis cuando mayo,
mas
sin embargo existen en esencia.
Igual
que las encinas duras,
esos
mundos perdidos dieron hijos,
tuvieron
mil ideas, defendieron
la
tierra, resistieron el hambre y las sequías.
Esa
fue su consigna
y
esa ha de ser nuestra esperanza ahora.
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